La investigación la lidera un equipo de científicos de la Universidad de Washington, en Estados Unidos. (Foto: Cambiagro)
Conocido por su versatilidad y amplio uso, el maíz (Zea mays) es fundamental, tanto para la alimentación humana como animal, y también se utiliza en la producción de aceites y jarabes edulcorantes.
Ante este escenario, los científicos han enfocado sus esfuerzos en desarrollar variedades de maíz que puedan prosperar en climas más cálidos, una tarea que requiere tiempo y recursos considerables.
La importancia del maíz
Durante las próximas tres décadas, la demanda de alimentos se incrementará entre un 25 % y un 75 % debido al aumento de la población y los cambios en las preferencias dietéticas.
Paralelamente, clima está impactando la producción de alimentos.
Según investigaciones, mejorar las características de los cultivos y ajustar las prácticas de manejo son estrategias importantes para mitigar la pérdida de rendimiento y mantener la estabilidad de la producción.
Investigación y proyecciones futuras
Una investigación de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, ha combinado proyecciones climáticas con modelos de plantas de maíz para determinar qué combinación de rasgos podría adaptarse mejor a los climas futuros y lograr el rendimiento más alto y confiable.
De acuerdo con la autora del estudio, Abigail Swann, el objetivo es identificar y comprender combinaciones de rasgos y manejo de alto rendimiento del maíz en condiciones climáticas presentes y futuras.
“Nuestro objetivo es respaldar estrategias de adaptación al clima que se pueden lograr mediante el mejoramiento de nuevos rasgos de plantas y el ajuste de las prácticas de manejo“, expresó Swann.
Desafíos del aire seco y el aumento del CO2
Un estudio previo concluyó que las temperaturas más altas y el aire más seco impactan negativamente en los cultivos de maíz, reduciendo el rendimiento.
Aunque el aumento del CO2 disponible para la fotosíntesis puede incrementar la producción, este aumento no es suficiente para contrarrestar los efectos negativos del calor y la sequedad del aire.
“Temperaturas más altas como las que se esperan en el futuro harán que los cultivos crezcan más rápido pero serán menos productivos“, señaló Swann.
Posibles soluciones y variedades futuras
Una posible solución sería mover los cultivos hacia los polos a medida que las temperaturas suben.
Sin embargo, este enfoque no compensaría la pérdida de rendimiento, ya que los impactos de las temperaturas más altas son “muy perjudiciales”.
Swann destacó la necesidad de desarrollar nuevas variedades de maíz: “Nuestro estudio analizó cien posibles variedades de maíz y descubrimos que las que tendrán más éxito en el futuro no son las variedades que lo son ahora: necesitamos nuevos cultivos para el nuevo clima“.
El maíz del futuro
El estudio revela que las plantas de maíz deben equilibrar la producción de hojas y granos.
Las variedades actuales producen menos hojas para tener más tiempo de generar granos durante la temporada de crecimiento.
Sin embargo, en un clima futuro más cálido y con una temporada de crecimiento más larga, las plantas con más hojas podrían tener una ventaja al realizar más fotosíntesis y, por ende, producir más grano.
“Las variedades que aprovecharon la capacidad de producir más hojas rindieron más en el clima futuro”, indicó Swann.
Perspectivas y aplicaciones
Aunque todas las plantas de maíz simuladas en el estudio tuvieron peores resultados en condiciones climáticas futuras, los investigadores confían en hallar pronto las variedades adecuadas.
Además, una vez identificada una variedad óptima, su cultivo puede iniciarse rápidamente.
“Aunque nos centramos en el maíz para este estudio, vemos nuestro trabajo como una demostración de un enfoque que se puede aplicar a cualquier cultivo“, concluyó Swann.
El desarrollo de variedades de maíz adaptadas a climas cálidos es una prioridad para la ciencia agrícola.
La combinación de investigaciones avanzadas y modelos predictivos es importante para enfrentar los desafíos del cambio climático y asegurar la producción alimentaria en el futuro.
A medida que se intensifican estos esfuerzos, es fundamental seguir ajustando las prácticas de manejo y explorando nuevas características de las plantas para lograr cultivos más resilientes y productivos.
Según la IA, la tecnología actual evolucionará y dará paso a nuevas formas de agricultura. (Foto: IA)
La agricultura, como una de las actividades más antiguas y fundamentales de la humanidad, ha experimentado transformaciones radicales a lo largo de los siglos.
Con la aceleración del desarrollo tecnológico y la creciente preocupación por la sostenibilidad, es intrigante imaginar cómo será la agricultura en 100 años.
Al igual que las imágenes virales de 1920 que especulaban sobre cómo sería el mundo en un siglo, el equipo Cambiagro le preguntó a la Inteligencia Artificial (IA) su visión y predicción de la agricultura para el año 2124.
Las predicciones se basan en avances actuales, como la automatización y la analítica de datos, y en cómo estas tecnologías podrían evolucionar para abordar desafíos futuros en la producción de alimentos y sostenibilidad.
De acuerdo con la IA, se prevé una serie de avances acelerados y la implementación de tecnologías que aún solo podemos imaginar.
Agricultura de precisión y automatización
La idea de dispositivos y acciones completamente automatizadas y efectivas sería una realidad en 2124, de acuerdo con la IA. (Foto: IA)
La agricultura de precisión ya está cambiando la forma en que los agricultores gestionan sus cultivos.
En 100 años, esta tendencia habrá evolucionado hacia sistemas completamente automatizados y altamente eficientes.
Los drones y robots, equipados con sensores avanzados y sistemas de inteligencia artificial, realizarán tareas como la siembra, el riego, la aplicación de fertilizantes y la cosecha con una precisión milimétrica.
Estos sistemas podrán analizar datos en tiempo real, ajustando sus acciones para optimizar el uso de recursos y maximizar los rendimientos.
Inteligencia artificial y big data
Anticiparsea las plagas y enfermedades será un factor fundamental para evitar pérdidas y mejorar rendimientos. (Foto: IA)
El uso de la IA y el big data en la agricultura se incrementará exponencialmente.
Las plataformas de IA podrán prever plagas, enfermedades y condiciones climáticas adversas con gran precisión, permitiendo a los agricultores tomar medidas preventivas con meses de anticipación.
Además, los datos recopilados por una red global de sensores serán analizados para identificar patrones y tendencias, mejorando las prácticas agrícolas y promoviendo la sostenibilidad.
Los cultivos más resistentes y super cultivos estarán “de moda”. (Foto: IA)
La biotecnología y la edición genética, a través de tecnologías como CRISPR, permitirán la creación de cultivos más resistentes a enfermedades, plagas y condiciones climáticas extremas.
Es probable que veamos la aparición de “super cultivos” que requieran menos agua y nutrientes, adaptados a entornos específicos y capaces de crecer en suelos marginales.
La manipulación del clima de forma más precisa ayudaría a que los agricultores produzcan en entornos controlados al aire libre. (Foto: IA)
La manipulación del clima, específicamente la generación de lluvia artificial, es una tecnología que está comenzando a demostrar su potencial en regiones áridas y semiáridas del mundo, como el Medio Oriente.
En el año 2124, es probable que estas tecnologías estén altamente avanzadas y se utilicen de manera rutinaria para mejorar la producción agrícola.
El proceso de generación de lluvia artificial, conocido como siembra de nubes, implica la dispersión de sustancias químicas como el yoduro de plata o la sal común en las nubes para estimular la precipitación.
En el futuro se espera que se integre con sistemas avanzados de predicción meteorológica y gestión del clima, controlados por inteligencia artificial.
Además de la siembra de nubes, la capacidad de controlar microclimas en áreas agrícolas específicas será una realidad.
Los invernaderos avanzados y las instalaciones de cultivo vertical podrán ajustar la temperatura, la humedad y otros factores ambientales de manera precisa para optimizar el crecimiento de los cultivos.
Mitigación de desastres climáticos
El manejo del clima también jugará un papel importante en la mitigación de desastres climáticos.
Con el aumento de eventos climáticos extremos, la capacidad de influir en el clima local podría ayudar a prevenir daños catastróficos a los cultivos.
Por ejemplo, la dispersión de aerosoles en la atmósfera para reflejar la luz solar y reducir las temperaturas podría ser una estrategia para proteger las cosechas durante olas de calor extremas.
Agricultura vertical y urbana
“Campos” de cultivo automatizados en plenas urbes sería posible. (Foto: IA)
Los rascacielos agrícolas, equipados con sistemas de cultivo hidropónico y aeropónico, permitirán producir alimentos frescos en el corazón de las ciudades, reduciendo la necesidad de transporte.
Estas instalaciones estarán controladas por IA, garantizando condiciones óptimas de crecimiento durante todo el año.
Agricultura regenerativa
La agricultura regenerativa, que busca restaurar y mejorar la salud del suelo, se convertirá en una práctica estándar.
A través de la implementación de técnicas como la rotación de cultivos, el uso de compost y la integración de ganado, los agricultores podrán aumentar la biodiversidad y la fertilidad del suelo, al tiempo que secuestran carbono.
Integración de energías renovables
El uso de energías renovables en la agricultura será una norma.
Las granjas del futuro funcionarán con energía solar, eólica y otras fuentes renovables, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles y disminuyendo las emisiones de gases de efecto invernadero.
Además, se desarrollarán tecnologías para capturar y almacenar energía, permitiendo su uso durante períodos de baja producción.
Innovaciones inesperadas
Hay tecnologías y avances en la agricultura que son difíciles de prever en detalle debido a su carácter altamente innovador y disruptivo.
Estas innovaciones tienen el potencial de cambiar radicalmente la forma en que se lleva a cabo la agricultura, y aunque podemos tener algunas ideas sobre las direcciones en las que podrían desarrollarse, su impacto completo y la manera específica en que se implementarán son, en gran medida, impredecibles.
Agricultura espacial
Los experimentos agrícolas fuera de la tierra ya son una realidad en 2024. (Foto: IA)
Con la exploración espacial avanzando a pasos agigantados, la agricultura no se quedará atrás.
Las investigaciones actuales sobre el cultivo en condiciones de microgravedad y la creación de ecosistemas autosuficientes en Marte y la Luna se perfeccionarán, permitiendo a los seres humanos cultivar alimentos fuera de la Tierra.
Nanotecnología en la agricultura
Aunque ya es una realidad, la nanotecnología podría evolucionar en el uso de fertilizantes y plaguicidas. (Foto: IA)
Los nanosensores y nanomateriales se utilizarán para mejorar la absorción de nutrientes por las plantas, combatir plagas de manera específica y eficiente, y monitorizar la salud de los cultivos en tiempo real.
Esta tecnología permitirá un uso más preciso y eficiente de los recursos, reduciendo el desperdicio y aumentando la productividad.
Alimentación basada en proteínas alternativas
De acuerdo con la IA, carne cultivada y proteínas de insectos serán las tendencias tecnológicas en 2124. (Foto: IA)
La producción de proteínas alternativas, como la carne cultivada en laboratorio y las proteínas derivadas de insectos, se convertirá en una parte integral de la agricultura del futuro.
Estas innovaciones ofrecerán soluciones sostenibles y éticas a la creciente demanda de proteínas, reduciendo la presión sobre los sistemas agrícolas tradicionales y disminuyendo el impacto ambiental.
La agricultura dentro de 100 años será radicalmente diferente de lo que conocemos hoy.
Sin embargo, a pesar de todos los avances tecnológicos, la mano del agricultor seguirá siendo fundamental.
La experiencia y el conocimiento humano serán esenciales para gestionar y adaptar estas nuevas tecnologías a las condiciones locales y a las necesidades específicas de cada comunidad agrícola.
Las tecnologías avanzadas, las innovaciones sorprendentes y las prácticas sostenibles transformarán la forma en que producimos alimentos, con un impacto profundo en la sociedad y el ambiente.
Las semillas conservadas servirán para generar nuevas variedades de trigo más resistentes, aseguran los genetistas. (Foto: Pixabay)
Hace un siglo, un genetista visionario llamado Arthur Watkins emprendió una misión que parecía algo poco probable en su época: recolectar muestras de trigo de todas partes del mundo.
El genetista, con una determinación inquebrantable, solicitó a cónsules, embajadores y delegados comerciales del Reino Unido que enviaran granos de los mercados locales en los que operaban.
El resultado de su esfuerzo fue una colección genética que, cien años después, se revela como una “mina de oro” para el futuro de la agricultura.
A lo largo de la historia, el trigo siempre fue importante, y actualmente es fundamental en la dieta humana, proporcionando una de cada cinco calorías consumidas en el mundo, de acuerdo con el artículo publicado en el medio The Guardian.
El legado de Watkins
En el Centro John Innes, cerca de Norwich, Inglaterra, ha sido preservado el legado de Watkins, donde su colección de 827 tipos de trigo ha sido cuidada durante casi un siglo.
Recientemente, una colaboración entre el Reino Unido y China secuenció el ADN de todas estas variedades de trigo, creando una “mina de oro” genética.
Esta secuenciación permitió identificar genes previamente desconocidos que ahora se utilizan para crear variedades resistentes con rendimientos mejorados, que podrían ayudar a alimentar a la creciente población mundial.
Simon Griffiths, genetista en el Centro John Innes y uno de los líderes del proyecto, afirmó: “Esencialmente, hemos descubierto una mina de oro”.
Además, añadió: “esto va a hacer una enorme diferencia en nuestra capacidad para alimentar al mundo y a la agricultura”.
Diversidad genética
El trigo que hoy conocemos derivó de variedades silvestres que fueron domesticadas y cultivadas en el Creciente Fértil en el Medio Oriente hace 10 mil años.
Sin embargo, muchas de estas variedades y sus genes han desaparecido a lo largo de los milenios, un proceso que se aceleró hace aproximadamente un siglo con el avance de la ciencia del mejoramiento de plantas.
Las variedades con propiedades que entonces se consideraban de poco valor fueron descartadas.
Griffiths señaló: “Es por eso que la colección de Watkins es tan importante. Contiene variedades que se habían perdido pero que serán invaluables para crear trigo que pueda proporcionar rendimientos saludables en las duras condiciones que ahora amenazan la agricultura”.
Innovaciones y colaboraciones
El profesor Shifeng Cheng, de la Academia China de Ciencias Agrícolas y colíder del proyecto, destacó: “Podemos rastrear la diversidad funcional y beneficiosa que se perdió en los trigos modernos después de la ‘revolución verde’ en el siglo XX y tenemos la oportunidad de reincorporarlos a los programas de mejoramiento”.
A pesar del deseo de los científicos de estudiar los genes del trigo en la colección de Watkins después del desarrollo de la secuenciación de ADN a gran escala hace más de una década, enfrentaron un problema inusual: el genoma del trigo es enorme, compuesto por 17 mil millones de unidades de ADN en comparación con los 3 mil millones de pares de bases que componen el genoma humano.
“El genoma del trigo está lleno de pequeños elementos retro y eso ha hecho que sea más difícil y, lamentablemente, más caro de secuenciar. Sin embargo, gracias a nuestros colegas chinos que llevaron a cabo el trabajo de secuenciación detallado, hemos superado ese problema”, expuso Griffiths.
Las muestras de la colección de Watkins fueron enviadas a Cheng, y tres meses después, recibieron una maleta llena de discos duros con un petabyte (un millón de gigabytes) de datos decodificados por el grupo chino usando la colección de Watkins.
Estos datos revelaron que las variedades modernas de trigo solo utilizan el 40 % de la diversidad genética encontrada en la colección.
Griffiths afirmó: “Hemos encontrado que la colección de Watkins está llena de variación útil que simplemente está ausente en el trigo moderno”.
Estas características perdidas ahora están siendo probadas por fitomejoradores con el objetivo de crear una serie de nuevas variedades que habrían sido olvidadas si no fuera por los esfuerzos de Watkins.
Un pionero tímido
La introducción de Arthur Watkins a la agricultura fue inusual.
A los 19 años, fue enviado a luchar en las trincheras durante la Primera Guerra Mundial.
Sobrevivió y, durante varios meses después del armisticio, se le ordenó permanecer en Francia como asistente de un oficial agrícola, encargado de ayudar a los agricultores locales a alimentar a las tropas que aún esperaban ser repatriadas.
“Este puesto despertó su interés en la agricultura, y al regresar a Gran Bretaña, Watkins solicitó estudiar agricultura en Cambridge”, explicó Simon Griffiths.
Después de graduarse, Watkins se unió al departamento de agricultura de la universidad, donde comenzó el trabajo de su vida: recolectar muestras de trigo de todo el planeta.
Griffiths concluyó: “Watkins había comprendido que, al comenzar a criar nuevas variedades de trigo, genes que entonces se pensaba que eran de poca utilidad y que se estaban eliminando de las cepas podrían tener valor futuro”.
Su pensamiento estaba increíblemente adelantado a su tiempo. Watkins se dio cuenta de que la diversidad genética – en este caso del trigo – se estaba erosionando y que necesitábamos urgentemente detener eso.
“Muy pocos científicos estaban pensando en este problema en esos días. Watkins claramente estaba pensando muy por delante de su tiempo y tenemos mucho que agradecerle por ello”, manifestó el genetista.
Los agricultores mexicanos cultivan calabacitas y otras hortalizas. (Foto: holanews)
En los últimos años, la sequía ha sido un problema creciente, y pese a ello, los agricultores de la frontera norte de México lograron cosechar hortalizas en el desierto del estado de Chihuahua.
Esta proeza se realizó al implementar técnicas avanzadas de microaspersión y estrategias desarrolladas en Israel, uno de los pioneros en implementar la tecnología agrícola.
Antes de adoptar estas técnicas, los agricultores de Samalayuca, una región del municipio de Ciudad Juárez, solían cultivar frijol, maíz y algodón.
Sin embargo, debido a las difíciles condiciones climáticas y la necesidad de buscar alternativas más sostenibles, optaron por reconvertir sus cultivos a hortalizas, especialmente calabacitas.
“Las condiciones agroecológicas del desierto favorecen la producción de calabacitas. Cuanto más calor y más despejado esté el cielo, mayor es la producción, lo que resulta en una buena cosecha”, explicó Javier Meléndez, productor en Samalayuca.
Adaptación al calor extremo
Mayo de 2024 fue el más caluroso registrado en México desde 1953, con una temperatura media nacional de 27 °C, según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
Más de la mitad del territorio mexicano, el 54.71 %, presentaba algún nivel de sequía a finales de junio, y el 85.5 % del estado de Chihuahua sufría de sequía extrema o excepcional.
A pesar de estas condiciones adversas, los agricultores han logrado mantener e incrementar su producción.
“Este año, cuando el calor y las horas de sol han sido muchas, con más de 40 °C, esto ha favorecido la producción de calabacitas. Empezaremos a producir antes del 15 de junio”, añadió Meléndez.
Producen unas 4 mil 500 t de calabacitas en un lapso de tres meses. (Foto: holanews)
Producción y exportación
Actualmente, en Samalayuca se producen 50 toneladas diarias de calabacita.
El 80 % de esta producción se destina a Sonora, desde donde se acaparan contratos para satisfacer tanto el mercado nacional como el extranjero.
En tres meses de cosecha, los agricultores logran recoger 4.500 toneladas de calabacitas, además de cantidades similares de otros vegetales.
“Si en agosto un japonés abre su refrigerador y encuentra calabacitas, muy probablemente sean de aquí, de este suelo desértico de Samalayuca”, señaló Meléndez Cardona, destacando la capacidad de exportar tempranamente gracias a su método de cultivo.
Para enfrentar la sequía y optimizar el uso del agua, los agricultores han adoptado diversas técnicas de riego innovadoras.
“Utilizamos microaspersión, aspersión, uso de cintilla y acolchado. Estas técnicas nos permiten hacer producir la tierra sin gastar más agua de la necesaria”, resaltó Meléndez Cardona.
El agua, recurso vital y escaso en el desierto, se obtiene mediante pozos profundos y se utiliza de manera eficiente para maximizar la producción.
Manuel Barrientos Canizales, un productor que se trasladó desde Durango para cultivar en Samalayuca, resalta la importancia del esfuerzo y del riego de pozo.
“Aquí ya tenemos rato que no nos llueve y, mire, tenemos todo verde gracias al esfuerzo y al riego de pozo. El agua de arriba no nos ha caído todavía, pero sí es necesaria”, contó.
Las técnicas permiten optimizar el uso del recurso hídrico. (Foto: holanews)
La innovación y la adaptación son clave para los agricultores del desierto de Chihuahua, quienes han demostrado que es posible transformar un entorno árido en una fuente de producción agrícola de alta calidad.
Gracias a técnicas avanzadas de riego y a la resiliencia de sus productores, las hortalizas de Samalayuca satisfacen el mercado local y se exportan a países como Japón.
Sin duda, los agricultores mexicanos se han convertido en ejemplo de cómo la tecnología y el ingenio pueden superar los desafíos climáticos más extremos.
Las arvejas consumen menos agua que otros cultivos. (Foto: Freepik)
En los últimos años, las arvejas han ganado un protagonismo notable en el mundo agrícola.
Su creciente demanda, impulsada por consumidores que buscan alternativas proteicas a la carne y desean mantener una dieta saludable y equilibrada, ha convertido a esta legumbre en una opción muy rentable para la rotación de cultivos.
Las condiciones climáticas favorables también han contribuido a su popularidad, posicionándolas como una opción atractiva para los agricultores.
Especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), en Argentina, analizaron las propiedades de esta legumbre y ofrecieron consejos prácticos para optimizar su cultivo.
Beneficios agronómicos
Desde el punto de vista agronómico, las arvejas ofrecen múltiples beneficios.
Consumen menos agua que otros cultivos invernales, se adaptan bien a rotaciones con soja y maíz, y compiten eficazmente con las malezas.
Además, tienen la capacidad de fijar nitrógeno del aire, mejorando la fertilidad del suelo.
Esta capacidad de fijación biológica de nitrógeno cubre aproximadamente el 50 % de las necesidades totales del cultivo, convirtiendo a las arvejas en una excelente opción como precursor de cultivos de segunda, especialmente cereales estivales.
Para aprovechar al máximo los beneficios de la Pisum sativum, es importante inocular las semillas con bacterias que faciliten la fijación de nitrógeno.
Estas bacterias pueden suministrar entre el 60 % y el 70 % del nitrógeno necesario, mientras que el resto es absorbido del suelo.
Estrategias para un cultivo exitoso
Gabriel Prieto, especialista en legumbres del INTA Arroyo Seco, Santa Fe, destaca que las actuales reservas de agua son perfectas para la siembra de arvejas tanto invernales como primaverales.
“El pronóstico de un invierno de transición entre El Niño y condiciones neutras o La Niña favorece mucho a las legumbres ya que no tendremos excesos de lluvias al final del invierno y primavera”, explicó.
El éxito del cultivo de arvejas depende en gran medida del ambiente y del momento de la siembra.
Según Prieto, el ambiente explica el 87 % de la variabilidad del rendimiento, mientras que la variedad del genotipo solo representa el 3 %.
Siembra y variedades
Para evitar las heladas tardías y las altas temperaturas en la etapa reproductiva, es necesario sembrar en las fechas óptimas.
Entre las variedades invernales más resistentes al frío se encuentran Escrime, Aviron, Balltrap y Curling, que pueden alcanzar rendimientos máximos de hasta 4,000 kilos por hectárea.
Las variedades primaverales como Orchestra, Skol, Reussite y Astronaute tienen un potencial de rendimiento de hasta 5,000 kilos por hectárea.
Incluir arvejas en la rotación de cultivos es una decisión inteligente para el bolsillo y también una elección beneficiosa para el ambiente y el consumidor.
Su capacidad para adaptarse a diversas condiciones climáticas y su eficiencia en el uso del agua las convierte en una opción muy atractiva. Con la demanda de legumbres en aumento, las arvejas se consolidan como un cultivo esencial en la agricultura moderna, ofreciendo rentabilidad para el productor, sostenibilidad y salud.
El modelo Arroz-Pato destaca por su capacidad de controlar plagas y malezas en los cultivos. (Foto: Cambiagro)
En la comunidad de San Ignacio, ubicada en el cantón Sucre, provincia de Manabí, en Ecuador, se exhibió el proyecto Arroz-Pato, una iniciativa que busca integrar la cría de patos en los cultivos de arroz.
Uno de los principales beneficios de este modelo es su capacidad para controlar plagas y malezas de manera natural.
Según Leopoldo Viteri, director distrital del MAG en Manabí, “el pato ayuda a controlar plagas y malezas, así como a mejorar los suelos. Esto permite que la gramínea se desarrolle más de lo normal, estimándose la cosecha en 116 días”.
Los patos también contribuyen a la fertilización del suelo, lo que mejora su calidad y, en consecuencia, la salud y el rendimiento del cultivo de arroz.
Pedro Peñafiel, técnico del MAG, destacó que esta técnica no requiere una inversión en infraestructura, lo que la hace accesible para los pequeños y medianos agricultores.
“En este proceso, el productor tiene dos ingresos: la venta de arroz y la de pato. Así, aunque baje el precio del arroz, con el ingreso del pato no baja la rentabilidad”, añadió Peñafiel.
Además, el polvillo resultante del pilado del arroz sirve como alimento para los patos, creando un ciclo de producción eficiente y sostenible.
Implementación y capacitación
Para asegurar la correcta implementación de esta tecnología, técnicos del MAG viajaron a China, país pionero en esta práctica, para capacitarse en su aplicación.
La capacitación incluyó la observación de cómo los patos ayudan a reducir el uso de agroquímicos, mejorando las condiciones del ecosistema arrocero y promoviendo una producción más amigable con el ambiente.
Esta técnica también fortalece las capacidades de emprendimiento al diversificar las fuentes de ingreso con la cría de patos.
El modelo de cultivo Arroz-Pato se basa en una parcela multipropósito en la que se produce no solo arroz, sino también carne y huevos de pato.
Esto genera productos finales seguros y saludables para el consumidor y abre la posibilidad de desarrollar el agroturismo, ofreciendo una experiencia atractiva para los visitantes que desean conocer prácticas agrícolas sostenibles.
Detalles operativos
La recomendación para implementar este sistema es utilizar 150 patos pequeños por hectárea de arroz, los cuales son importados de Perú.
Durante el ciclo de cultivo, que dura 116 días desde la siembra hasta la cosecha, los patos machos alcanzan un peso de cuatro kilos, mientras que las hembras llegan a pesar 3.6 kilos.
El costo referencial de producción de una hectárea de arroz agroecológico en temporada de invierno es de aproximadamente US$1,408.72.
Esta cifra incluye todos los gastos asociados al manejo integrado del cultivo y la cría de patos, demostrando que la adopción de este modelo es económicamente viable para los agricultores de la región.
Recomiendan tener 150 patos pequeños por hectárea. (Foto: WFP/Giulio d’Adamo / tomada de es.wfp.org)
La integración de patos en el cultivo de arroz representa una estrategia innovadora que combina eficiencia económica y sostenibilidad ambiental.
Este modelo mejora el rendimiento y la calidad del arroz, diversifica las fuentes de ingreso para los agricultores y reduce la dependencia de agroquímicos.
La experiencia de los técnicos del MAG en China y su implementación en Manabí muestran un camino prometedor para la agricultura sostenible en Ecuador, con beneficios tangibles para los productores.
Este enfoque ha sido fundamental en el desarrollo de vacunas y terapias génicas en humanos y animales. Sin embargo, la aplicación de esta tecnología en plantas tan solo comienza.
El IBMCP y sus colaboradores proponen utilizar virus atenuados o débiles, que son seguros para las plantas, para introducir genes que mejoren características agronómicas como la resistencia a la sequía o la calidad nutricional de los cultivos.
“Los vectores virales pueden usarse para la edición precisa del genoma mediante abordajes que se basan en componentes CRISPR-Cas para conseguir mejoras heredables en características agronómicas como la longitud y el peso del grano en el trigo o el color de los frutos en tomates”, explicó Fabio Pasin, investigador del CSIC en el IBMCP.
Esta técnica ofrece mejoras genéticas duraderas y soluciones temporales que pueden ser implementadas rápidamente para enfrentar desafíos inmediatos.
Mejor resistencia y nutrición
La resistencia a condiciones ambientales extremas y la mejora de la calidad nutricional de los cultivos son dos de los objetivos principales de esta tecnología.
Por ejemplo, el uso de vectores virales puede acelerar la floración en cítricos, permitiendo cruces rápidos entre variedades y la selección de nuevas con mejores características.
Fabio Pasin pone de ejemplo el algodón, un cultivo que consume grandes cantidades de agua: “A través de vectores virales se pueden lograr mejoras en la productividad o reducir la cantidad de recursos necesarios para lograr una buena producción”.
Los vectores virales no solo pueden ayudar a mejorar la resistencia de las plantas a condiciones adversas, sino que también pueden aumentar la concentración de compuestos beneficiosos para la salud humana.
Por ejemplo, una empresa alemana trabaja para potenciar componentes saludables como las antocianinas en tomates, regulando la síntesis de estos antioxidantes mediante vectores virales.
Pasin compara la técnica con usar un USB para actualizar el software de un dispositivo electrónico, como las computadoras. (Foto: tomada del sitio CSIC)
Ventajas de este método
Los métodos tradicionales de mejora genética de plantas, como el cruce selectivo, son procesos largos y a menudo ineficaces.
La introducción de genes específicos mediante vectores virales ofrece una alternativa más rápida y eficiente.
Según Pasin, esta técnica es comparable a usar un USB para actualizar un software, en lugar de reemplazar todo el equipo.
Además, estas aplicaciones son una alternativa más sostenible que promueve una agricultura más eficiente.
“Las aplicaciones basadas en vectores virales permiten lograr mejoras transitorias que ofrecen una alternativa atractiva por su rapidez de desarrollo y validación al uso de agroquímicos para sistemas productivos agrícolas más eficientes y sostenibles”, aseguró el científico.
Este enfoque podría revolucionar la forma en que manejamos los cultivos, haciendo que la agricultura sea más adaptable y menos dependiente de productos químicos nocivos.
A pesar de sus ventajas, la implementación de vectores virales en la agricultura enfrenta varios retos.
Uno de los principales es la regulación y la aceptación pública. Mientras que los virus recombinantes se utilizan de forma segura en medicina y veterinaria, su uso en la agricultura aún no está autorizado, ni siquiera en entornos controlados.
Los investigadores destacan la paradoja de que una tecnología aceptada para la vacunación de humanos y animales no tenga aplicaciones agrícolas registradas.
“Es un nuevo tipo de producto, se parece a un agroquímico pero es biológico y en la actualidad no hay nada equivalente en el mercado para uso agrícola así que no tenemos precedentes y haría falta un análisis profundo por parte de las autoridades”, afirmó.
El proceso de aprobación regulatoria para el uso de vectores virales en plantas es complejo. Se requieren medidas para evitar su dispersión no controlada en el medio ambiente y garantizar la biocontención.
Los investigadores también enfrentan retos relacionados con la percepción pública. A diferencia del cultivo de algodón, que no está destinado al consumo humano directo, la modificación genética de alimentos puede generar rechazo entre los consumidores.
Sin embargo, Pasin y su equipo aseguran que “estas herramientas basadas en virus son totalmente biodegradables” y más seguras que algunos productos agroquímicos.
La investigación en el IBMCP está en una fase avanzada, demostrando la eficacia de los vectores virales en condiciones experimentales.
Los próximos pasos incluyen la optimización de plataformas tecnológicas para la producción a escala industrial y la validación de aplicaciones agrícolas específicas, como la mejora de cultivos de tomate.
La tecnología ofrece una alternativa a métodos tradicionales. (Foto: El Confidencial)
Aplicaciones inmediatas y a largo plazo
“Se trata de mejoras transitorias en la planta que se está desarrollando y dará sus frutos”, argumentó Pasin, al tiempo que enunció: “En nuestro caso utilizamos las herramientas de edición genética CRISPR-Cas para inducir mejoras heredables, lo cual permite acelerar la selección de variedades mejoradas”.
Estas aplicaciones podrían transformar la agricultura, permitiendo una mayor adaptabilidad a condiciones cambiantes y mejorando la seguridad alimentaria global.
La propuesta de “vacunar” plantas mediante vectores virales representa una revolución en la agricultura.
Esta tecnología ofrece una alternativa prometedora a los métodos tradicionales de mejora genética, con el potencial de crear cultivos más resistentes y nutritivos de manera rápida y sostenible.
Aunque existen retos regulatorios y de aceptación pública, los avances en biotecnología vegetal abren nuevas posibilidades para la producción de alimentos y la sostenibilidad ambiental.
Como señaló Pasin, el camino hacia la implementación de estas innovaciones está lleno de oportunidades, siempre que se supere la barrera de la rentabilidad y se priorice la investigación con impacto significativo en la agricultura global.
Fuentes: Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) / El Confidencial / nature.com
La canícula es un periodo corto de sequía en temporada de lluvia. (Foto: Pixabay)
La canícula es un fenómeno climático que despierta interés y preocupación, especialmente en la región (Centroamérica y México).
Para los productores, es importante conocer la fecha para planificar las actividades agrícolas de manera efectiva y minimizar los riesgos asociados a este período de altas temperaturas y bajas precipitaciones.
¿Qué es la canícula?
La canícula, también conocida como “veranillo” en países como Costa Rica y Panamá, es un período de sequía que ocurre durante la temporada de lluvias.
Este fenómeno no es más que una disminución de las precipitaciones y un incremento de las temperaturas.
Suele presentarse entre julio y agosto, aunque las fechas exactas pueden variar dependiendo de la región.
La canícula afecta principalmente a las regiones tropicales y subtropicales, como Centroamérica y el sur de México.
Este fenómeno puede tener diferentes intensidades y duraciones, influenciadas por factores meteorológicos y geográficos específicos de cada área.
¿Cuándo está pronosticada la canícula en 2024?
De acuerdo con los servicios meteorológicos de los países mencionados a continuación, así como medios de comunicación locales, la canícula se dará de la siguiente forma este año:
México: entre julio y agosto. Esta ocurre después del solsticio de verano, el 21 de junio.
Costa Rica: se espera reducción de lluvias a partir de esta semana en la que coinciden el veranillo de San Juan (cercano al 24 de junio) y las canículas (entre julio y agosto).
La canícula es un fenómeno climático que puede ser gestionado adecuadamente con la información y preparación correctas.
La clave está en la planificación y en la adopción de medidas proactivas que permitan enfrentar estos retos climáticos de manera efectiva y oportuna.
Fuentes: CNN / Diario de Centro América/ Ministerio de Medio Ambiente de El Salvador / El Heraldo / Nicaragua Investiga / AM Prensa / Instituto de Meteorología e Hidrología de Panamá
Autoridades recomiendan monitoreos constantes en el cultivo. (Foto: Cambiagro)
La agricultura en Honduras enfrenta una nueva amenaza con la aparición de una variación de trips que está afectando la cosecha de frijoles, especialmente en la región occidental del país.
Esta plaga representa un problema significativo para los agricultores y técnicos agrícolas.
Estos insectos pasan por varias etapas de desarrollo desde que nacen hasta alcanzar la madurez, presentando formas de vida distintas en cada etapa.
Las larvas se encuentran comúnmente en el envés de las hojas, refugiándose cerca de los nervios, mientras que los adultos se desplazan de planta en planta, revoloteando torpemente.
Maradiaga explicó que, aunque existen muchas especies de trips, los que están afectando actualmente a los cultivos de frijoles en Honduras son particularmente dañinos, pues se alimentan de diferentes partes de la planta, causando daños de gravedad variable.
Impacto en los cultivos de frijol
La aparición de esta plaga en los cultivos de frijol es un fenómeno nuevo en Honduras.
Anteriormente, los trips habían sido registrados en otros cultivos como tomate y chile, pero esta es la primera vez que se presentan en la cosecha de frijol.
Se cree que una mutación, posiblemente influenciada por el clima, ha permitido que esta plaga emigre a los cultivos de frijol.
Maradiaga indicó que la plaga afecta a los frijoles y también busca plantas de la misma familia como hospedero, lo que amplía el rango de cultivos vulnerables.
Este comportamiento incrementa la dificultad de control y manejo de la plaga, ya que puede propagarse rápidamente a través de diferentes tipos de plantas relacionadas.
Estrategias de manejo y control
Las autoridades han recomendado implementar monitoreos desde las etapas tempranas del cultivo hasta la madurez fisiológica para detectar la presencia de trips.
Se observa el marchitamiento de flores y hojas, así como la presencia de trips adultos y ninfas en las flores. Una de las medidas sugeridas es el uso de trampas adhesivas para monitorear y controlar la población de trips.
Además, la resistencia de estos trips a los productos de control de plagas existentes subraya la necesidad de desarrollar nuevos métodos de manejo y control que sean efectivos contra esta variación específica.
La aparición de una nueva variación de trips en los cultivos de frijol en Honduras es un problema de interés nacional para la agricultura del país.
La resistencia de estos insectos a los insecticidas actuales y su capacidad para afectar múltiples tipos de plantas hacen imprescindible una respuesta coordinada y la implementación de estrategias innovadoras de control.
Los agricultores y técnicos agrícolas deben mantenerse informados y vigilantes para mitigar el impacto de esta plaga y proteger las cosechas de frijol, fundamentales para la economía y la seguridad alimentaria.
1. Adopción de tecnologías para riego: la implementación de tecnologías avanzadas no siempre implica la adquisición de equipos costosos o novedosos.
En muchas áreas agrícolas, se puede mejorar significativamente la eficiencia del riego mediante la nivelación adecuada del terreno y la corrección de las dimensiones de las melgas.
Estas prácticas básicas, aunque simples, pueden incrementar la eficiencia de la aplicación del agua, asegurando que esta llegue de manera más efectiva a las raíces de las plantas.
2. Alternativas de riego ante la disminución de recursos hídricos: la reducción en la cantidad y calidad del agua disponible ha llevado a la búsqueda de alternativas que optimicen su uso.
Sistemas como el riego por goteo, ya sea superficial o subterráneo, tienen una eficiencia de aplicación superior al 90 %, en comparación con métodos tradicionales como el riego rodado, que presenta una eficiencia del 50 %.
Este último, aunque menos eficiente, sigue siendo predominante en cultivos básicos como el maíz debido a su menor costo y facilidad de implementación.
3. Determinación del momento adecuado de riego: basado en datos de evapotranspiración, este eje busca establecer calendarios de riego precisos.
Considerar factores como la evaporación y la transpiración es importante para reducir el estrés hídrico en los cultivos y optimizar el uso del agua, asegurando que se aplique solo cuando la planta lo necesita.
La agricultura debe adaptarse a las condiciones climáticas. (Foto: Gobierno de México)
Adaptarse
La variabilidad climática ha presentado nuevos retos para la agricultura de temporal, donde las lluvias irregulares y los chubascos torrenciales afectan los ciclos de maduración de los cultivos.
“Uno de los desafíos en la agricultura es adaptarse a las condiciones climáticas presentes y buscar cultivos alternativos que se desarrollen en dichas condiciones climáticas de las regiones a fin de no alterar la disponibilidad del recurso hídrico”, afirmó Trucios.
En regiones como la Comarca Lagunera, el riego es una práctica esencial. Ahí, cerca del 50 % del riego se destina a cultivos como maíz y sorgo forrajero, mientras que el resto se utiliza para producir alfalfa, frutales como nogal y vid, así como hortalizas.
En esta área, el riego rodado es la modalidad predominante debido a su adecuación a las condiciones económicas y a la rentabilidad de los cultivos.
Agua subterránea
El doctor también resaltó la importancia de la gestión del agua subterránea, destacando que “nosotros los usuarios hemos roto los ciclos del uso del agua”.
La extracción excesiva de los acuíferos, sin permitir una recarga natural adecuada, crea un déficit hídrico.
“Estamos extrayendo un volumen mayor al que naturalmente se recarga debido a una población creciente y con esto rompemos el equilibrio”, explicó el investigador.
La investigación y adopción de tecnologías eficientes para el uso del agua en la agricultura son importantes para enfrentar los retos actuales de la gestión hídrica.
Los esfuerzos del INIFAP, a través del CENID-RASPA, son un paso significativo hacia una agricultura más sostenible y resiliente.
Implementar prácticas adecuadas y adaptar los cultivos a las condiciones climáticas y de recursos disponibles son estrategias clave para asegurar la producción agrícola en el futuro.
El avance en estas áreas no solo beneficiará a los agricultores, sino que también contribuirá a la preservación de los recursos hídricos, garantizando su disponibilidad para las generaciones venideras.