Mosca blanca: ciclo de vida, daños y control en hortalizas
La Bemisia tabaci perfora la superficie de hojas y tallos con su aparato bucal y promueve la transmisión de al menos 250 tipos de virus.
La mosca blanca (Bemisia tabaci) es una de las plagas que más daño causa en el cultivo de hortalizas, y pese a que mide 1 mm de longitud, ataca a unas 250 especies de plantas en la región, causando daños de forma directa e indirecta.
Ciclo de vida de la mosca blanca
Esta plaga coloca sus huevos en círculos o semicírculos, en el envés de las hojas jóvenes. Al principio, los huevos son blancos, y luego se tornan de color café oscuro.
A una temperatura de promedio de 30 °C, el desarrollo de huevo a adulto puede durar hasta 20 días; sin embargo, a mayor temperatura, este tiempo se acorta. Los adultos machos viven alrededor de 28 días, y las hembras, 60.
Conozca los daños que causa la plaga
La mosca blanca posee un aparato bucal picador-chupador, lo que le permite perforar la superficie de las hojas y tallos para succionar fluidos celulares, incluyendo la savia.
- De forma directa, reduce el vigor de las plantas, la calidad de la cosecha y el rendimiento del cultivo.
- De forma indirecta, promueve el desarrollo del hongo fumagina y transmite más de 250 tipos de virus.
¿Cómo se controla la mosca blanca?
Su control puede realizarse por medio de un manejo integrado, en el que se incluye 5 métodos:
- Control cultural: este consta de un plan de fertilización adecuado, manejo de malezas y residuos, rotación de cultivos, entre otros.
- Control etológico: comprende el uso de trampas plásticas amarillas con adhesivo, para monitoreo y control de los insectos.
- Control mecánico: se vale de microtúneles, macrotúneles e invernaderos que se usan para aislar el cultivo de forma efectiva.
- Control biológico: se aconseja el uso de bioinsecticidas a base de extractos de Ricinina y Berberina.
- Control químico: las aplicaciones químicas deben realizarse cuando aparezcan las primeras ninfas, y alternarlas con bioinsecticidas. Entre los ingredientes aconsejados están el Acetamiprid, Imidacloprid y el Thiametoxam.
Por último, para evitar resistencia se debe contar con un programa fitosanitario que ofrezca rotaciones de ingredientes activos, así como mecanismo y modo de acción.