La chicharrita del maíz (Dalbulus maidis) es una plaga que causa daño directo, por ser picador-chupador, e indirecto, como transmisor de enfermedades.
La chicharrita del maíz, conocida científicamente como Dalbulus maidis, es una plaga que afecta al cultivo de Zea mays (maíz).
Esta plaga puede causar daños considerables, reduciendo el rendimiento y la calidad de las cosechas.
En este artículo, exploraremos en detalle las características de la chicharrita del maíz, su ciclo de vida, distribución geográfica, los daños que causa, y los métodos de control y prevención.
Además, analizaremos las investigaciones y estudios relevantes sobre esta plaga, así como las infestaciones de 2024 en Argentina.
La chicharrita del maíz es un insecto pequeño pero de gran importancia agrícola debido a su capacidad para dañar los cultivos de Zea mays.
Los adultos de Dalbulus maidis tienen un tamaño pequeño, de aproximadamente 3-4 mm de longitud.
Presentan un cuerpo de color amarillo claro y alas transparentes, lo que los hace difíciles de detectar a simple vista en el campo.
Los ojos son de un tono rojizo intenso, característica que ayuda en su identificación.
Las ninfas, que son las formas juveniles del insecto, son de color blanco o amarillo pálido y carecen de alas, pero pueden moverse rápidamente sobre la superficie de las hojas.
La chicharrita del maíz se alimenta de la savia de las plantas de maíz, utilizando su aparato bucal tipo picador-chupador.
Este comportamiento alimenticio no solo debilita las plantas, sino que también facilita la transmisión de patógenos que pueden causar enfermedades graves en el cultivo de maíz.
Los adultos y ninfas suelen encontrarse en el envés de las hojas, donde perforan el tejido vegetal para succionar la savia.
El ciclo de vida de la chicharrita del maíz (Dalbulus maidis) es un proceso complejo que incluye varias etapas: huevo, ninfa y adulto.
Este ciclo es esencial para comprender cómo se reproduce y se propaga esta plaga, y es fundamental para desarrollar estrategias efectivas de manejo y control.
Su ciclo de vida comienza cuando las hembras adultas depositan sus huevos en la base de las hojas del maíz, generalmente en el tejido vegetal.
Los huevos son pequeños, alargados y de color blanco a amarillento, lo que los hace difíciles de detectar a simple vista.
La incubación de los huevos dura aproximadamente entre 7 y 10 días, dependiendo de las condiciones ambientales, especialmente de la temperatura y la humedad.
Tras la eclosión de los huevos, emergen las ninfas, que son las formas inmaduras de la chicharrita del maíz.
Las ninfas pasan por cinco estadios antes de convertirse en adultos. Cada estadio se caracteriza por un aumento en el tamaño y desarrollo de las estructuras corporales, pero las ninfas carecen de alas hasta el estadio final.
Las ninfas son de color blanco o amarillo pálido y se alimentan activamente de la savia de las plantas de maíz, al igual que los adultos.
El desarrollo de las ninfas suele durar entre 20 y 30 días, aunque esto puede variar según las condiciones ambientales.
En el primer estadio, las ninfas recién eclosionadas son muy pequeñas y vulnerables.
Durante los segundos y terceros estadios, las ninfas continúan creciendo y aumentando de tamaño.
En los cuartos y quintos estadios, las ninfas se asemejan más a los adultos en términos de tamaño y forma. En el quinto estadio, las ninfas están a punto de sufrir la última muda que las transformará en adultos alados.
Una vez completados los cinco estadios ninfales, las chicharritas del maíz sufren una última muda y emergen como adultos alados.
En esta etapa, los adultos son capaces de reproducirse y continuar el ciclo de vida.
La chicharrita del maíz es originaria de América Central y del Sur, pero se ha extendido a otras regiones donde se cultiva el maíz.
Su presencia es particularmente notable en áreas cálidas y húmedas, donde las condiciones favorecen su desarrollo y reproducción.
En México, Brasil, Argentina y Estados Unidos, la plaga es un problema recurrente para los agricultores de maíz.
Los daños causados por la chicharrita del maíz pueden ser directos e indirectos.
Los daños directos ocurren cuando los insectos se alimentan de la savia de las plantas de maíz, lo que puede debilitar las plantas y reducir su crecimiento.
Sin embargo, los daños más significativos son indirectos y se deben a la capacidad de Dalbulus maidis para transmitir patógenos.
El impacto de la chicharrita del maíz en la producción agrícola puede ser devastador.
Los agricultores pueden experimentar pérdidas significativas en el rendimiento del maíz debido a la combinación de daños directos e indirectos.
Las pérdidas económicas asociadas con la infestación de Dalbulus maidis y las enfermedades que transmite pueden ser sustanciales.
Estas pérdidas no solo incluyen la disminución del rendimiento del maíz, sino también los costos adicionales de los pesticidas y otras medidas de control, así como la necesidad de reemplazar plantas enfermas y adoptar prácticas de manejo más intensivas.
El Dalbulus maidis es vector de varios patógenos que causan enfermedades en el maíz, incluyendo virus y fitoplasmas.
Entre los patógenos más importantes se encuentran el espiroplasma del maíz (Spiroplasma kunkelii), el virus del rayado fino del maíz (MRFV), el virus de la hoja rayada del maíz (MSV).
El achaparramiento del maíz es una condición que se manifiesta con enanismo de las plantas, y está asociado con las infecciones por fitoplasmas transmitidos por la chicharrita del maíz.
Las plantas afectadas por el achaparramiento presentan una marcada reducción en su crecimiento vertical, con entrenudos cortos y una proliferación anormal de brotes.
Las hojas pueden mostrar clorosis y rayado, y el desarrollo de las mazorcas se ve severamente comprometido.
Para controlar la chicharrita del maíz, se pueden utilizar varios métodos:
El uso de insecticidas puede ser efectivo para reducir las poblaciones de Dalbulus maidis. Sin embargo, es importante aplicarlos de manera adecuada para evitar la resistencia y minimizar el impacto ambiental.
La introducción de enemigos naturales, como parasitoides y depredadores, puede ayudar a controlar las poblaciones de chicharritas de manera sostenible.
Rotación de cultivos, manejo adecuado de residuos y la siembra de variedades de maíz resistentes pueden reducir la incidencia de esta plaga.
La prevención es clave para manejar eficazmente las infestaciones de chicharrita del maíz. Las prácticas recomendadas incluyen:
Durante 2024, los agricultores argentinos experimentaron una de las más fuertes luchas contra esta plaga.
El problema pasó de ser una preocupación regional a una amenaza nacional.
Según el sitio Infobae, con datos de la Bolsa de Comercio de Rosario, las pérdidas del campo argentino por esta plaga ascienden a US$2.045 millones.
Una de las recomendaciones de los expertos argentinos es la eliminación del maíz guacho o voluntario, porque estos sirven como hospedero del Dalbulus maidis.
Además, en fecha reciente, investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y de la Secretaría de Bioeconomía del Ministerio de Economía de la Nación secuenciaron el genoma de la chicharrita del maíz.
Esto servirá para desarrollar insecticidas más efectivos y variedades de maíz resistentes al ataque de la plaga y la enfermedad que transmite.
La amenaza de la chicharrita en los cultivos
La chicharrita del maíz, Dalbulus maidis, es una plaga que representa una amenaza significativa para los cultivos de Zea mays en diversas regiones del mundo.
Su capacidad para causar daños directos a través de la alimentación y daños indirectos mediante la transmisión de patógenos hace que su manejo sea un desafío constante para los agricultores.
La comprensión detallada de sus características, ciclo de vida, y los daños que provoca es fundamental para desarrollar estrategias de control y prevención efectivas.
¡Suscríbase a nuestro boletín mensual GRATIS!