En un rincón de Sant Vicenç de Torelló, en la comarca de Osona, en Barcelona, España, un proyecto ambicioso está revolucionando el mundo del café: Castellvilar.
Este innovador emprendimiento, liderado por Joan Giráldez y Eva Prat, ha logrado establecer la primera plantación de café fuera de climas tropicales o subtropicales, en un entorno marcado por el clima continental.
A partir de mediados de 2025, los amantes del café podrán degustar un producto único que promete sorprender por su calidad y singularidad.
Una iniciativa pionera
El proyecto de Castellvilar comenzó a gestarse en 2016, cuando Giráldez, un apasionado del café con experiencia en la distribución de café italiano, empezó a explorar la posibilidad de cultivar café en su finca ubicada en un valle en Sant Vicenç de Torelló.
“A diferencia del clima tropical y subtropical, óptimos para el cultivo del café, el clima continental se caracteriza por las oscilaciones de temperatura”, explica Giráldez.
En esta zona, las temperaturas pueden variar drásticamente, desde -5 o -6 °C en invierno hasta 35 °C en verano, lo que plantea complicaciones como el riesgo de heladas y lluvias abundantes que pueden afectar la cosecha.
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Tras un exhaustivo estudio del terreno, que incluyó el análisis del pH del suelo, el histórico de temperaturas y los patrones de lluvia, Giráldez y Prat decidieron adquirir la finca en 2018 y comenzar con la preparación del terreno para el cultivo de café.
“En clima tropical y subtropical, una planta puede tardar unos 3 meses en germinar, mientras que las nuestras tardaron entre 8 meses y un año”, destaca Giráldez sobre las dificultades iniciales.

El reto del clima continental
El clima de Osona, caracterizado como mediterráneo continentalizado o continental mediterráneo, presenta condiciones únicas para el cultivo del café.
“Se consideran climas subtropicales los que se encuentran más al norte o sur de los trópicos, con una latitud de unos 23-24° o de 35-37°. Nosotros estamos a 435°, lo que supone una revolución en el mundo del café”, señala Giráldez.
En los climas subtropicales rara vez se registran temperaturas bajo cero y los contrastes son mucho menos acentuados que en Osona, donde las lluvias son abundantes en invierno y escasas en verano.
Para mitigar las inclemencias propias del clima continental, tanto Giráldez como Prat han optado por vivir en la finca junto a sus hijos, dedicándose de manera constante al cuidado de las plantas.
“Un proyecto de estas características requiere una dedicación constante ya que cualquier inconveniente puede afectar a la salud de las plantas”, subraya Giráldez.
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Un café gourmet de alta calidad
El café de Castellvilar ha sido calificado como un “café gourmet de altísima calidad”, según palabras del propio Giráldez, ya que “procede de las mejores plantas y cuenta con todos los matices que le aporta el clima”.
Las primeras catas realizadas en petit comité han dejado entrever un café que, a nivel de calidad, puede equipararse al café de altura.
“Al grano le cuesta más madurar dadas las temperaturas extremas, por tanto, el proceso de maduración es lento y da lugar a cafés más cotizados”, explica Giráldez.
Hasta la fecha, la cosecha ha sido pequeña. En 2024, por ejemplo, solo se produjeron unos 150 gramos de café, “se trata como oro porque será el germen de lo que vendrá después“, afirma Giráldez.
A partir de 2025, cuando las 300 plantas actuales alcancen una producción suficiente, se podrá comenzar a comercializar este café. Además, se tienen previstas otras 5,000 plantas que contribuirán a aumentar la producción en el futuro cercano.
Sostenibilidad y diversidad en la finca
El proyecto Castellvilar no solo se centra en la producción de café, sino que también apuesta por la sostenibilidad y la biodiversidad.
Además de las plantas de café, la finca alberga una gran plantación de arándanos y ha recuperado la única raza de cabra catalana existente, la cabra blanca de Rasquera, originaria de las Terres de l’Ebre y en peligro de extinción.
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Estas cabras ayudan a controlar el crecimiento de la vegetación y a mantener limpio el bosque, creando un ecosistema equilibrado que beneficia a todos los cultivos.

Un futuro prometedor
Giráldez y Prat mantienen grandes expectativas para el futuro de Castellvilar.
“Esperamos que con los años la producción sea elevada y ver así cumplido nuestro sueño de poder controlar todo el proceso de producción de un café excelente, desde el suelo en que se cultiva al posterior tueste y distribución”, concluye Giráldez.
El tiempo dirá si este café cultivado en clima continental logrará posicionarse entre los mejores del mundo, pero sin duda, su origen único y las manos expertas detrás del proyecto prometen un producto que valdrá la pena esperar.

Fuentes: La Vanguardia / Castellvilar