1. Pérdida de estructura física
El uso intensivo de maquinaria pesada y el arado constante desintegran la estructura del suelo. Esto provoca compactación y reduce su capacidad para retener agua y nutrientes, afectando la productividad.
2. Salinización
El riego inadecuado o la mala gestión del agua favorecen la acumulación de sales en la superficie. Esto afecta el crecimiento de las plantas, ya que las sales dificultan la absorción de agua por las raíces.
3. Acidificación
El uso excesivo de fertilizantes nitrogenados o ácidos altera el equilibrio del pH del suelo, haciéndolo más ácido. Esto limita la disponibilidad de nutrientes y afecta la salud de las plantas.
4. Agotamiento de nutrientes
La agricultura intensiva sin rotación de cultivos ni reposición adecuada de nutrientes agota el suelo, reduciendo la capacidad de producir cultivos saludables a largo plazo.
5. Contaminación
El uso indiscriminado de productos químicos como pesticidas, herbicidas y desechos industriales contamina el suelo. Esto afecta no solo su fertilidad, sino también la salud de los ecosistemas circundantes.
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