El nitrógeno (N) es uno de los elementos más importantes para las plantas, forma parte de los tres macronutrientes, y muchos procesos metabólicos dependen de este. Debido a los altos precios de los fertilizantes que aportan nitrógeno (N), surge la pregunta: ¿qué tipos de fertilizantes nitrogenados hay en la región y cuáles son sus principales características?
Para empezar, el nitrógeno (N) existe en 4 formas químicas en la mayoría de los fertilizantes: nitrato, amoniaco, amonio y urea, pero las plantas lo absorben en las formas de nitrato y amonio.
Los nitratos se disuelven en agua, se mueven en el suelo y son fácilmente absorbidos por las plantas cuando se encuentran al alcance de sus raíces, pero pueden lavarse o lixiviarse con el exceso de lluvia, especialmente en suelos con texturas gruesas o arenosas.
El amoniaco se presenta en forma de gas a presión atmosférica y se pierde en el aire. Pero puede ser comprimido como líquido y reaccionar con el agua del suelo para convertirse en amonio y ser utilizado por las plantas.
El amonio es soluble en agua, este se adhiere a las partículas de arcilla y materia orgánica (similar a como un el hierro se adhiere a un imán), evitando la pérdida por lixiviación. Una vez en el suelo, los microorganismos convierten el amonio en nitrato. Este proceso se conoce como nitrificación.
Las condiciones ideales en el suelo para que se dé incluyen:
Es la forma de fertilizante nitrogenado que lleva un proceso antes de que pueda ser absorbido por las plantas. Las enzimas ureasas del suelo convierten la urea a amoniaco, el amoniaco reacciona con el agua y forma amonio que puede ser absorbido por la planta.
Al igual que los nitratos, la urea se disuelve en el agua del suelo y se puede lixiviar antes de que sea convertida a su forma amoniacal. La conversión de urea a amoniaco toma unas horas cuando la humedad del suelo es favorable para la planta. Una parte de la urea se volatilizará o escapará en forma de gas amoniaco al aire y otra parte reaccionará con la humedad y formará amonio, el cual no se moverá en el agua o se perderá en el aire. Una forma de evitar la volatilización de amoniaco proveniente de la urea es impregnarla con un inhibidor de ureasa, para evitar la hidrólisis de esta sobre la superficie del suelo. La urea sin hidrolizar se incorporará en el suelo al aplicar riego o caer lluvia, de forma que, al hidrolizarse bajo la superficie del mismo, el amoniaco producido se convierte en amonio, el cual es retenido por las arcillas.
Tras conocer algunas propiedades del nitrógeno (N) en los fertilizantes se puede tomar una mejor decisión, dependiendo de las necesidades de nuestro cultivo, el suelo, el clima y la forma de aplicarlo.
Para evitar pérdidas de nitrógeno (N) por lixiviación, volatilización y desnitrificación se deben tomar en cuenta el clima después de la fertilización y aplicar las 4 “C”.
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