Con frecuencia, el cultivo presenta limitaciones de crecimiento, aborto de flores, malformaciones y cambio de color de las hojas (verde pálido o amarillo) que pueden estar asociados a deficiencias nutricionales. Esto influye en gran medida en su rendimiento, razón por la cual es indispensable garantizar la disponibilidad de los nutrientes en el momento en el que la planta lo necesita. Por ello, muchas veces no es suficiente basarse solo en la fertilización al suelo.
Por ejemplo, en algunos casos, la absorción de nutrientes desde el suelo es limitada cuando las plantas ya florecieron o las temperaturas son extremas. También podríamos mencionar que en los picos de crecimiento la planta requiere una mayor oferta de nutrientes de los que dispone, incluso en suelos bien fertilizados. Estos son algunos de los escenarios en los que la fertilización foliar es un aliado ideal para garantizar una correcta nutrición y óptimo desarrollo del cultivo.
En este sentido, los nutrientes penetran en el follaje, las hojas y el tallo, y se mueven a través de las corrientes internas minutos después de su primer contacto, abriendo un canal más (además de la raíz).
Por el difícil acceso que presentan plantaciones como el banano, plátano, maíz o caña, la aplicación de nutrientes sobre la planta es una opción alterna a la tradicional.
En algunos casos, el suelo puede estar correctamente fertilizado, pero la capacidad de transportar nutrientes de la planta desde su raíz es limitada, por lo que es necesaria una vía alterna de ingreso de fertilizante. Además, climas extremos y pH ácidos o alcalinos podrían complicar la absorción de nutrientes.
Con una misma mezcla y pulverización se cubren dos necesidades, fertilizante/insecticida o fertilizante/fungicida, lo que ayuda a la nutrición de la planta y al control de las plagas y enfermedades.
Un cultivo con nutrición óptima ayuda a tener mejor resistencia cuando la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible.
Aplicaciones como el boro (B) en el tomate, por ejemplo, mejora el cuaje de los frutos y el transporte de nutrientes.
Nutrientes como el calcio (Ca), el azufre (S) y el magnesio (Mg) y el zinc (Zn) incluidos en fertilizantes foliares ayudan a una mejor tolerancia de enfermedades, bacterias y virus.
Cuando una planta tiene buena nutrición y niveles adecuados de ciertos nutrientes, como el azufre (S), esta tolera mejor un potencial ataque de plagas.
A continuación encontrará beneficios adicionales puntuales que aporta el uso de fertilizantes foliares a algunos cultivos en diferentes etapas:
Recuerde tomar en cuenta que las pulverizaciones en la poscosecha y al final de la estación ayudan en cultivos perennes como los cerezos, uvas, damascos y duraznos, mientras que en almendros, pistachos, manzanos y perales su funcionalidad es escasa.
Asimismo, en los cultivos anuales (como arroz, maíz, frijol, tomate y pepino, entre otros), la mayor demanda de nutrientes se ubica en la fase máxima de desarrollo vegetativo, y en los arbóreos (frutales), durante el desarrollo de los frutos y semillas.
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