1. Análisis de suelo y campo: los drones permiten crear mapas detallados del terreno, facilitando el diseño de patrones de siembra y estrategias específicas. Con esta información, es posible adaptar las prácticas agrícolas a las condiciones del suelo.
2. Monitoreo del cultivo: con datos en tiempo real, los drones identifican problemas como plagas o deficiencias nutricionales. Esto permite tomar decisiones oportunas y mantener el cultivo en óptimas condiciones.
3. Siembra aérea: estos drones lanzan semillas encapsuladas al suelo, logrando una distribución uniforme y eficiente. Este método reduce costos y mejora la tasa de germinación.
4. Riego eficiente: con sensores avanzados, los drones detectan áreas con estrés hídrico y optimizan la distribución del agua. Esto asegura un uso eficiente de este recurso vital.
5. Aplicaciones al cultivo: permiten aplicar agroquímicos y fertilizantes con precisión y rapidez. Así se maximizan los beneficios y se reduce el desperdicio de insumos.
6. ¡Bonus! Evaluación de la salud del cultivo: con imágenes multiespectrales, los drones identifican plagas, enfermedades y deficiencias nutricionales. Esto ayuda a implementar medidas preventivas oportunas.
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