Una correcta preparación del suelo para siembra de maíz es el primer paso para asegurar un buen establecimiento del cultivo y, por ende, una alta productividad.
El maíz (Zea mays) responde de forma directa a las condiciones físicas, químicas y biológicas del suelo.
En este artículo abordamos las prácticas clave que permiten optimizar la cama de siembra, mejorar la estructura del suelo y garantizar un buen arranque del cultivo.
Importancia de la preparación del suelo en el cultivo de maíz
El suelo sostiene físicamente a la planta de maíz y regula el suministro de agua, aire y nutrientes.
Un suelo mal preparado puede ocasionar problemas de compactación, deficiente emergencia de plántulas, encharcamiento o pérdida de fertilidad.
La preparación del suelo para siembra de maíz busca crear condiciones favorables para:
- Una germinación uniforme
- Desarrollo radicular profundo
- Buena infiltración y retención de agua
- Eficiencia en el uso de fertilizantes

Además, estudios muestran que técnicas como el subsolado pueden aumentar el rendimiento y la eficiencia en el uso del agua (WUE).
Por ejemplo, en China, aplicar subsolado antes de la siembra incrementó en promedio el rendimiento del maíz en un 19,5 % y la WUE en un 21,8 %, gracias a una mayor retención de agua y acumulación de materia seca y nutrientes.
Evaluación inicial: análisis de suelo como herramienta de diagnóstico
Antes de realizar cualquier labor mecánica o aplicación de insumos, se recomienda hacer un análisis de suelo. Este estudio permite conocer las características físico-químicas del lote, como:
- pH y conductividad eléctrica
- Niveles de macro y micronutrientes
- Contenido de materia orgánica
- Textura y capacidad de retención de agua

Con estos datos se pueden tomar decisiones precisas sobre correcciones necesarias (encalado, aplicación de yeso agrícola, fertilización de fondo, entre otros).
Mecanización del suelo en función del tipo de parcela
La mecanización del suelo debe adaptarse al tipo de suelo y al sistema de producción. Existen diversas prácticas que pueden realizarse durante la preparación del terreno, entre ellas:
Labranza primaria
Busca descompactar capas profundas y voltear el suelo. Se puede realizar mediante:
- Arado de discos o vertedera
- Subsolado en suelos compactados o con “pisos de arado”
En estudios en el Norte de China, el subsolado a 50 cm de profundidad aumentó el almacenamiento de agua en el perfil del suelo (por ejemplo, hasta un 20 % en capas de 20‑80 cm) y elevó el rendimiento en promedio un 31 %.

Labranza secundaria
Se enfoca en romper terrones grandes, nivelar el terreno y preparar la cama de siembra. Se utilizan rastras, gradas o rodillos compactadores según las condiciones del suelo.
Siembra directa o labranza mínima
En sistemas conservacionistas, se evita remover el suelo completamente.
Se utilizan sembradoras especializadas que depositan la semilla y fertilizante sin necesidad de labranza convencional.
Esta práctica conserva humedad, reduce la erosión y mejora la estructura del suelo a largo plazo.

Manejo de residuos y cobertura
Los residuos del cultivo anterior, si se manejan adecuadamente, pueden aportar materia orgánica al suelo.
En sistemas de rotación, dejar cobertura vegetal o incorporar abonos verdes puede mejorar la fertilidad y estructura del perfil.
- En suelos erosionados, es recomendable mantener coberturas para evitar pérdida de suelo y nutrientes.
- En zonas húmedas, los residuos deben incorporarse adecuadamente para evitar enfermedades fúngicas.
En Malawi, el sistema de “deep bed farming” (DBF) ha demostrado duplicar o triplicar los rendimientos de maíz, al combinar descompactación, cobertura permanente y conservación del agua, lo que ha mejorado notablemente la estructura del suelo y la productividad.
Our Deep Bed farming system harvesting the rain water in Madisi region, #Malawi #africa pic.twitter.com/Opox3YchwB
— Tiyeni (@TiyeniFarming) January 11, 2019
Corrección química del suelo
Una vez realizado el análisis, se puede proceder a las enmiendas necesarias. Algunas prácticas comunes incluyen:
Encalado
- Se aplica cal agrícola para corregir suelos ácidos (pH menor a 5.5).
- El encalado mejora la disponibilidad de nutrientes y la actividad biológica del suelo.

Aplicación de yeso agrícola
- Utilizado en suelos con problemas de sodicidad o compactación química.
- Ayuda a mejorar la estructura y facilita el desarrollo radicular del cultivo de maíz.
Compactación y drenaje: factores críticos
El maíz (Zea mays) necesita un suelo bien aireado para lograr un desarrollo radicular óptimo. La compactación impide la penetración de raíces y el movimiento del agua.
- En suelos arcillosos o mal drenados, puede ser necesario el uso de subsoladores.
- El diseño de drenajes superficiales o subterráneos mejora la aireación y previene enfermedades.

Calendario y condiciones ideales para preparar el suelo
El momento de realizar la preparación del suelo para siembra de maíz depende del clima y de la región:
- En regiones de temporal, se inicia la preparación semanas antes de la época de lluvias.
- En sistemas de doble cultivo (como trigo‑maíz), subsolar antes del trigo ha demostrado beneficios para el cultivo siguiente de maíz, incluso mitigando efectos negativos de riego insuficiente.
Es fundamental evitar labores cuando el suelo está saturado de agua, ya que se corre el riesgo de compactación severa.
Consideraciones finales para una siembra exitosa
Una buena preparación del suelo es la base de un sistema productivo eficiente.
Asegure una adecuada emergencia del cultivo, mejora el aprovechamiento de insumos y reduce los riesgos agronómicos. Para cerrar, recordemos:
- Realizar análisis de suelo como paso inicial
- Adaptar la mecanización a las características del lote, considerando subsolado en suelos compactados
- Incorporar enmiendas y fertilizantes según diagnóstico
- Manejar residuos de cultivo y aplicar sistemas como DBF cuando el contexto lo permita
- Implementar prácticas conservacionistas, cobertura y drenaje adecuado
- Ajustar el calendario de preparación según el sistema productivo y condición climática