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Drones para fumigar maíz: guía para productores

El uso de drones para fumigar el maíz ha ganado terreno en la agricultura moderna gracias a su precisión y eficiencia. Esta tecnología permite tratar grandes superficies en menos tiempo y con menor impacto en el suelo.

septiembre 16, 2025
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Foto: Shutterstock

El maíz (Zea mays) es uno de los cultivos más importantes a nivel mundial, exigente en plagas, enfermedades y fertilización.

En los últimos años, los drones para fumigar maíz se han vuelto una alternativa viable para mejorar la eficiencia, reducir costos y optimizar el manejo fitosanitario en parcelas grandes.

En este artículo exploramos cómo funcionan, qué factores considerar (batería, altura, hectáreas, tiempo), su rentabilidad y las evidencias científicas disponibles.

> Continúe explorando: Plagas del maíz→

¿Qué ventajas ofrece usar drones en el cultivo de maíz?

La fumigación aérea con drones permite aplicar plaguicidas o fungicidas de manera localizada y sin compactar el suelo, lo que es especialmente útil en parcelas que no permiten el paso de maquinaria pesada.

(Foto: Shutterstock)

Además, se mejora la cobertura en zonas de difícil acceso y se favorece la aplicación en el momento justo, lo que puede ser determinante para el control de plagas como Spodoptera frugiperda.

Un estudio sobre control de esta plaga en maíz evaluó la eficacia de un sistema de fumigación aérea de bajo volumen, logrando eficacias del 59.4 % al 85.4 % tras 14 días.

El volumen óptimo fue de 22.5 litros por hectárea, balanceando cobertura y eficiencia operativa.

Factores técnicos: batería, altura, cobertura y tiempo por hectárea

Para que un dron fumigador funcione correctamente sobre maíz, deben considerarse varios parámetros técnicos que influyen directamente en la cobertura, eficiencia y seguridad de la aplicación.

Uno de ellos es la altura de vuelo. Volar demasiado alto reduce la cobertura efectiva, mientras que hacerlo muy bajo puede provocar daños o inestabilidad en el equipo.

Investigaciones han demostrado que una altura aproximada de 1.2 metros sobre el dosel del cultivo ofrece una buena cobertura sin comprometer la seguridad operativa.

(Foto: Shutterstock)

En cuanto a la batería, uno de los principales limitantes de los drones actuales es su autonomía.

Con el tanque lleno, el tiempo de vuelo puede reducirse a entre 5 y 15 minutos, dependiendo del peso, el viento y otros factores.

Esto exige tener disponibles baterías de repuesto y sistemas de recarga rápida para mantener la continuidad del trabajo en campo.

El tiempo por hectárea también depende del volumen aplicado, la velocidad del dron y la logística general.

Se deben considerar tiempos de recarga de baterías, llenado del tanque, traslado entre lotes y limpieza del equipo.

En estimaciones realizadas por universidades norteamericanas, el costo promedio de operación ronda los $30 por hectárea, aunque este valor puede variar según el contexto y el volumen anual de aplicación.

Costos, precio de adquisición y rentabilidad

Los drones agrícolas especializados tienen precios que van desde $20,000 hasta $60,000, dependiendo de la capacidad del tanque, la tecnología integrada y los sistemas de control.

A esta inversión se suman accesorios indispensables como baterías adicionales, generadores, cargadores, software y dispositivos de transporte.

Los costos operativos incluyen mantenimiento del equipo, mano de obra, productos químicos, energía para recarga, y el desgaste natural de componentes.

(Foto: Shutterstock)

Además, deben contemplarse los costos de depreciación del equipo y el capital invertido.

La rentabilidad del sistema dependerá del número de hectáreas tratadas anualmente.

En explotaciones pequeñas, puede que la inversión tarde en recuperarse, mientras que en empresas medianas o grandes, o bajo esquemas cooperativos, la eficiencia mejora sustancialmente.

También es importante considerar los beneficios indirectos, como la reducción en el uso de agua o agroquímicos, la disminución del daño al cultivo y la mejora en la aplicación localizada.

Estudios recientes también han demostrado que la aplicación de fungicidas con drones puede alcanzar resultados similares a los obtenidos con equipos terrestres, siempre que se ajusten adecuadamente los parámetros de vuelo y tipo de boquilla.

Limitaciones operativas

A pesar de sus ventajas, el uso de drones presenta ciertos límites que deben analizarse antes de su adopción.

Una de las principales restricciones es la cobertura incompleta en cultivos densos o de gran altura si no se ajustan adecuadamente la altura de vuelo y el tamaño de gota.

También la duración limitada de la batería obliga a pausas frecuentes, lo que puede generar ineficiencias si no se cuenta con un buen sistema logístico.

Las condiciones ambientales son otro factor clave. Vientos superiores a 15 km/h o alta temperatura pueden afectar la deriva del producto o la estabilidad del dron.

Además, el uso de drones está sujeto a regulación aérea y agrícola, lo que implica licencias, capacitación de pilotos y cumplimiento de normativas locales.

Finalmente, el alto costo de entrada sigue siendo una barrera para muchos pequeños productores, lo que abre la posibilidad de nuevos modelos de servicio compartido o alquiler.

Buenas prácticas recomendadas

Para lograr aplicaciones eficientes con drones en el cultivo de maíz, es importante implementar algunas prácticas clave.

La altura de vuelo debe mantenerse lo más baja posible sin comprometer la seguridad del equipo, para mejorar la deposición del producto.

El tipo de boquilla y el tamaño de gota deben ajustarse según el objetivo del tratamiento (insecticida o fungicida), el estadio del cultivo y las condiciones ambientales.

También se recomienda programar las aplicaciones en horas con poca radiación solar y viento moderado, para reducir pérdidas por evaporación o deriva.

Contar con una logística bien planificada de baterías, mezcla de productos y recarga permitirá ahorrar tiempo en campo y aumentar el rendimiento diario.

Finalmente, es esencial registrar costos, tiempos y resultados, para evaluar de manera objetiva la rentabilidad de este tipo de tecnologías frente a métodos tradicionales.

Consideraciones finales

El uso de drones para fumigar maíz representa una herramienta de alto potencial para mejorar la eficiencia en el manejo sanitario del cultivo.

Aunque la inversión inicial puede ser elevada, su adopción puede generar beneficios importantes en términos de cobertura, precisión, ahorro de insumos y menor impacto en el suelo.

Para que su implementación sea exitosa, es necesario analizar el número de hectáreas disponibles, contar con un equipo técnico capacitado y ajustar los parámetros de aplicación según las condiciones del cultivo.

En operaciones bien planificadas, los drones no solo mejoran la productividad, sino que también abren nuevas posibilidades para la agricultura de precisión.

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