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Cómo identificar y corregir la deficiencia de calcio en maíz

La deficiencia de calcio en maíz puede afectar seriamente el desarrollo radicular, foliar y reproductivo del cultivo. Este desbalance nutricional, a menudo silencioso, compromete el rendimiento si no se detecta a tiempo.

octubre 9, 2025
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(Foto: Plantix)

La deficiencia de calcio en el cultivo de maíz (Zea mays) es una condición nutricional que puede afectar el desarrollo vegetativo, la arquitectura radicular, la calidad de los tejidos y, en última instancia, la productividad del cultivo.

A menudo subestimada, esta carencia puede pasar desapercibida hasta que sus efectos se vuelven irreversibles.

Por ello, el diagnóstico temprano y un manejo agronómico adecuado son factores clave en cualquier sistema de producción eficiente.

> Continúe explorando: Fertilización en maíz→

Importancia del calcio en Zea mays

El calcio no está directamente involucrado en el metabolismo energético ni en la síntesis de proteínas, como ocurre con el nitrógeno o el potasio.

No obstante, su función estructural dentro de la planta es fundamental, ya que mantiene la estabilidad de las paredes celulares, regula el pH celular y participa en el transporte de nutrientes a través de las membranas.

(Foto: Organic Farming and Gardening; University of Massachusetts)

En Zea mays, este nutriente tiene un rol destacado durante el crecimiento de tejidos jóvenes, el desarrollo de raíces y la diferenciación celular.

Su movilidad dentro de la planta es limitada, lo que implica que los órganos en crecimiento dependen exclusivamente del suministro constante desde las raíces.

Por eso, cualquier interrupción en la absorción o distribución del calcio genera respuestas visibles en las zonas meristemáticas.

Causas fisiológicas y edáficas de la deficiencia de calcio

Las condiciones del suelo son determinantes en la aparición de esta carencia. Suelos ácidos, arenosos o con alta lixiviación suelen presentar niveles bajos de calcio disponible.

En estos casos, la saturación de bases tiende a ser deficiente, lo que reduce la absorción del nutriente por parte de las raíces del maíz.

El desequilibrio con otros nutrientes también es un factor relevante. Altas concentraciones de cationes como amonio, potasio o magnesio pueden competir por los mismos sitios de absorción.

(Foto: International Plant Nutrition Institute (IPNI))

En particular, el exceso de amonio tiene un efecto más pronunciado, inhibiendo la absorción de calcio incluso en suelos donde este se encuentra en niveles aceptables.

Por otro lado, las condiciones ambientales que limitan la transpiración, como alta humedad relativa, baja luminosidad o temperaturas moderadas, reducen el flujo de calcio a través del xilema.

Dado que este nutriente se transporta principalmente por la corriente transpiratoria, su movilización se ve afectada en ambientes de baja evaporación.

Además, en suelos con salinidad elevada, la presencia excesiva de sodio puede alterar el equilibrio iónico, lo cual dificulta aún más la absorción de calcio por parte de las raíces.

Síntomas visibles de deficiencia de calcio en maíz

Los síntomas iniciales suelen observarse en las hojas jóvenes, ya que el calcio no se redistribuye dentro de la planta. Clorosis marginal, necrosis apical y deformaciones foliares son señales frecuentes.

En casos incipientes, puede presentarse el llamado “tip-burn”, una necrosis localizada en las puntas de las hojas que suele confundirse con estrés por sequía o daño químico.

(Foto: International Plant Nutrition Institute (IPNI))

Cuando la deficiencia progresa, puede observarse el fenómeno de “buggy-whipping” o “bull-whipping”, en el cual las hojas emergentes se mantienen enrolladas y torcidas debido al malformado de los tejidos en desarrollo.

Este síntoma es una respuesta directa a la interrupción de la elongación celular causada por la falta de calcio en los puntos de crecimiento.

El sistema radicular también se ve afectado. Las raíces suelen ser más cortas, con menor ramificación lateral y, en casos más graves, presentan necrosis en las puntas. Esta alteración compromete la capacidad de exploración del suelo y la absorción de agua y nutrientes, con consecuencias en toda la fisiología de la planta.

Si la deficiencia se mantiene durante la fase reproductiva, el llenado de grano se ve limitado, lo que se traduce en espigas mal conformadas o con bajo peso específico. Esto representa una pérdida directa en la cosecha.

Diagnóstico: herramientas agronómicas

Una estrategia de diagnóstico precisa combina la observación de síntomas en campo con el análisis químico de tejidos y suelos. La evaluación visual debe enfocarse en las hojas más jóvenes entre los estadios V4 y V8. Sin embargo, el análisis foliar sigue siendo el método más confiable para confirmar la deficiencia, especialmente cuando los síntomas aún no son evidentes.

Los análisis de suelo deben incluir no solo la concentración de calcio intercambiable, sino también el pH, la capacidad de intercambio catiónico (CIC) y las relaciones entre cationes. Estas variables permiten interpretar de manera más precisa la disponibilidad real del nutriente para el cultivo.

En investigaciones recientes se han desarrollado métodos de diagnóstico mediante imágenes, los cuales permiten detectar patrones de textura en las hojas antes de la aparición de síntomas visibles. Esta herramienta aún está en validación, pero representa una alternativa prometedora para el monitoreo nutricional en tiempo real.

Mejores prácticas para prevenir y corregir la deficiencia de calcio

En suelos ácidos, la aplicación de cal agrícola o cal dolomítica puede aumentar tanto el pH como el contenido de calcio disponible. Cuando se requiere incrementar el calcio sin alterar el pH, el yeso agrícola (sulfato de calcio) es una opción efectiva y de liberación rápida.

Cuando los síntomas ya están presentes o se prevé una etapa crítica del cultivo, las aplicaciones foliares pueden ayudar a suplir el calcio de manera inmediata. Estas deben realizarse con productos formulados para este fin, en concentraciones adecuadas y condiciones ambientales favorables para evitar fitotoxicidad o escasa absorción.

Es recomendable evitar el uso excesivo de fertilizantes con alta proporción de amonio, ya que este ion interfiere directamente en la absorción de calcio. Un enfoque basado en el equilibrio nutricional entre cationes (Ca²⁺, Mg²⁺, K⁺ y NH₄⁺) es más eficaz que aumentar de forma aislada la concentración de un solo nutriente.

Además, algunos genotipos de maíz muestran mejor respuesta en condiciones de baja disponibilidad de calcio. La selección de híbridos adaptados a las condiciones locales puede ser una estrategia complementaria en zonas con suelos naturalmente bajos en este nutriente o con limitaciones edáficas persistentes.

Consideraciones finales

La deficiencia de calcio en Zea mays no solo afecta la integridad estructural de la planta, sino también su capacidad para completar de forma eficiente su ciclo de vida.

Este nutriente, frecuentemente relegado en los programas de fertilización, cumple funciones claves que determinan el éxito productivo del cultivo.

La implementación de un plan de manejo que incluya diagnóstico temprano, análisis de suelo y tejido, fertilización balanceada y seguimiento en campo, permite reducir el impacto de esta deficiencia. En escenarios donde el margen de error es cada vez menor, prestar atención a los detalles nutricionales como el calcio puede marcar la diferencia entre una cosecha promedio y una producción óptima.

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