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¿Qué es la etapa R1 del maíz y por qué influye en el rendimiento?

La etapa R1 del maíz marca el inicio de la fase reproductiva, momento en que la planta inicia la polinización. Durante esta fase se definen cuántos granos llegarán a formarse, por lo que su manejo debe ser riguroso y técnico.

octubre 2, 2025
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La etapa R1 del maíz, también conocida como “emergencia de sedas” o “silking”, marca el inicio de la fase reproductiva del cultivo de Zea mays.

Esta etapa define el comienzo de la polinización y fecundación, y con ello, se determina el potencial real de formación de granos por planta.

Durante el ciclo fenológico del maíz, las fases se dividen en etapas vegetativas (V) y reproductivas (R). R1 es la primera de estas últimas.

El paso desde VT (emisión de la panoja) hacia R1 representa un cambio fisiológico importante: la planta deja de priorizar el crecimiento vegetativo y comienza a enfocar recursos hacia la reproducción.

> Continúe explorando: Etapa reproductiva del maíz

¿Cuándo ocurre la etapa R1 del maíz?

En condiciones normales, R1 ocurre entre los 60 y 65 días después de la emergencia, aunque el rango puede variar según el híbrido, condiciones del suelo, densidad de siembra y clima.

Esta fase comienza cuando al menos una seda es visible saliendo de la chala u hoja de la mazorca. Las sedas actúan como estructuras receptoras del polen, conectadas directamente a los óvulos.

(Foto: Shutterstock)

El proceso se inicia pocos días después de que la panoja ha terminado de desarrollarse, y puede extenderse por varios días, dependiendo de la disponibilidad de agua y nutrientes.

Dinámicas fisiológicas durante la fase R1

Formación de sedas y receptividad

Cada seda corresponde a un óvulo potencial en la mazorca. Su función es capturar el polen transportado por el viento.

Una vez que el grano de polen entra en contacto con la seda, germina y forma un tubo polínico que desciende hasta el óvulo, donde ocurre la fecundación.

(Foto: Shutterstock)

Las primeras sedas emergen desde la base de la mazorca y las últimas desde la punta.

Si hay estrés hídrico o alta temperatura durante esta etapa, puede haber falta de sincronía entre la liberación de polen y la receptividad de sedas, lo que reduce la cantidad de granos formados.

Absorción y redistribución de nutrientes

Durante R1, el cultivo ya ha absorbido entre 60 % y 70 % del nitrógeno total necesario para su ciclo, así como más del 50 % del fósforo y potasio.

Esta absorción, acumulada desde las etapas vegetativas, se convierte en la base para iniciar el llenado de granos.

En esta fase, la planta comienza a movilizar nutrientes desde hojas y tallos hacia la mazorca.

(Foto: Shutterstock)

Esta redistribución depende del estado nutricional previo y de la capacidad fisiológica del cultivo para mantener su funcionamiento bajo condiciones cambiantes.

Estrés en R1: impactos sobre el rendimiento

La etapa R1 es una de las fases más susceptibles al ambiente dentro del desarrollo del maíz.

El rendimiento se ve directamente afectado por condiciones climáticas, disponibilidad de agua, nutrición y presencia de plagas.

  • Estrés hídrico: la falta de agua puede retrasar la emergencia de las sedas o hacer que estas aparezcan después de que el polen ya ha sido liberado. Esto causa abortos ováricos y, por ende, pérdida de rendimiento.
  • Altas temperaturas: cuando las temperaturas superan los 35 °C durante R1, el polen puede perder viabilidad y las sedas acortar su tiempo de receptividad.
  • Deficiencias nutricionales: una nutrición mal balanceada, sobre todo en nitrógeno y fósforo, limita la fecundación y el desarrollo temprano de los granos.
  • Plagas y enfermedades: insectos como el gusano elotero (Helicoverpa zea) o especies de Diabrotica pueden dañar sedas o estructuras florales. También pueden aparecer infecciones fúngicas en panoja y mazorca.

Manejo del cultivo durante R1: decisiones clave

La forma en que se maneje el cultivo en R1 puede definir el rendimiento final. El éxito de la polinización y la calidad del cuajado de granos están directamente relacionados con las condiciones fisiológicas del cultivo en esta fase.

Fertilidad del suelo: un suelo con buena estructura, disponibilidad de nutrientes y adecuada humedad permite que la planta mantenga la translocación eficiente de recursos hacia los órganos reproductivos. La fertilización de base y prácticas previas como la incorporación de materia orgánica inciden en este comportamiento.

Riego en momentos estratégicos: si se dispone de riego suplementario, es fundamental aplicarlo antes de VT y durante R1, para sostener la emergencia uniforme de sedas y la viabilidad del polen.

(Foto: Shutterstock)

Control sanitario: esta fase demanda monitoreo constante de insectos en panoja y mazorca.

Las aplicaciones selectivas o el uso de productos biológicos son recomendables para proteger la etapa sin comprometer la fisiología de la planta.

Aplicación de bioestimulantes y foliares

El uso de bioestimulantes y fertilizantes foliares durante la etapa R1 del maíz se ha vuelto una práctica de alto valor en sistemas productivos tecnificados.

En esta fase, la planta cambia su fisiología: disminuye la expansión foliar y empieza a trasladar nutrientes hacia la mazorca, por lo que los estímulos externos pueden favorecer este proceso.

¿Por qué considerar bioestimulantes en R1?

Los bioestimulantes no reemplazan la nutrición base, pero pueden mejorar la eficiencia de absorción y traslocación de nutrientes, activar rutas metabólicas relacionadas con la reproducción y reducir el impacto del estrés biótico o abiótico.

(Foto: Shutterstock)

Entre los bioestimulantes más utilizados en R1 se encuentran:

  • Aminoácidos libres: mejoran la actividad enzimática relacionada con la fecundación.
  • Extractos de algas (como Ascophyllum nodosum): favorecen la división celular y la regulación hormonal en ovarios jóvenes.
  • Ácidos húmicos y fúlvicos: actúan sobre la fisiología radicular y la disponibilidad de micronutrientes clave.
  • Micronutrientes quelatados (Zn, B, Mo): esenciales para procesos reproductivos como la formación del tubo polínico y la viabilidad del grano.

La aplicación foliar de estos compuestos justo antes o al inicio de la emergencia de sedas ha mostrado buenos resultados en términos de número de granos por mazorca y sincronía en la floración.

Foliares recomendados durante el inicio reproductivo

En condiciones donde se ha detectado disminución de vigor, estrés térmico o hídrico, algunos productos foliares pueden ayudar a sostener el metabolismo reproductivo. Los más usados incluyen:

  • Fósforo foliar en formas solubles (ácido fosfórico o fosfitos): mejora la energía disponible para el desarrollo de ovarios.
  • Mezclas con zinc y boro: estimulan la floración sincronizada, la elongación de las sedas y la viabilidad del polen.
  • Formulaciones con calcio foliar: importantes para reforzar la estructura celular de los tejidos en crecimiento.

La sinergia entre fertilizantes foliares y bioestimulantes puede potenciar el efecto fisiológico, especialmente si se aplican con coadyuvantes adecuados y en momentos precisos.

Consideraciones para su efectividad

Para lograr resultados consistentes, se deben tener en cuenta aspectos como:

  • Momento de aplicación: debe coincidir con los primeros días de emergencia de sedas. Aplicaciones demasiado tardías pierden efectividad.
  • Condiciones climáticas: evitar aplicaciones en horas de alta radiación o temperaturas extremas.
  • Compatibilidad de mezclas: revisar el pH de la solución, evitar mezclas con pesticidas agresivos o productos con cobre.
  • Estado del cultivo: si el maíz ha tenido deficiencias severas o estrés prolongado, la respuesta a bioestimulantes puede ser limitada.

El uso de estas tecnologías no garantiza por sí solo mayor rendimiento, pero puede marcar la diferencia en años o ambientes donde la planta enfrenta condiciones limitantes al inicio de la fase reproductiva.

Conexiones con otras etapas

Después de R1, el cultivo continúa con las etapas reproductivas R2 (grano acuoso), R3 (lechoso), R4 (pastoso), R5 (dentado) y R6 (madurez fisiológica).

El estado de la planta al final de R1 condiciona lo que podrá lograr en las siguientes fases.

Por ello, el conocimiento y manejo adecuado de R1 conecta directamente con la calidad del suelo, el diseño del plan de fertilización, el calendario de siembra y la elección del híbrido.

Es el punto donde convergen todas las decisiones previas y desde donde se trazan los ajustes posteriores.

Conclusión

La etapa R1 del maíz marca el comienzo de la formación real de granos y determina cuánto del potencial genético del cultivo podrá concretarse.

Una polinización efectiva, acompañada de condiciones fisiológicas estables y suelos bien manejados, es determinante para obtener mazorcas completas y rendimientos consistentes.

Incluir esta información dentro del subpilar “suelo del maíz” permite destacar cómo el manejo previo de fertilidad, humedad y salud edáfica influye directamente en esta fase.

Desde aquí, el lector puede conectarse con otros clústers como fertilización del maíz, etapa reproductiva o manejo del estrés hídrico, para construir una estrategia integral del cultivo.

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