La chicharrita del frijol (Empoasca kraemeri), también conocida como “lorito verde” o “saltahojas”, es una de las plagas más comunes y dañinas para el cultivo de Phaseolus vulgaris.
Este insecto, que pertenece a la familia Cicadellidae, representa una amenaza directa debido a su capacidad para transmitir enfermedades y afectar el rendimiento del cultivo.
En este artículo, analizaremos su ciclo de vida, el daño que ocasiona y las estrategias de control más efectivas.
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¿Qué es la chicharrita del frijol?
La chicharrita del frijol es un pequeño insecto de color verde, con una longitud de alrededor de 3 mm.
Este saltahojas puede parecer inofensivo debido a su tamaño, pero su capacidad de reproducción y adaptación a diversos entornos lo convierte en un problema constante para los agricultores de frijol.

Ciclo de vida de la chicharrita del frijol
Para entender cómo controlar esta plaga, es importante conocer su ciclo de vida. La chicharrita pasa por diferentes etapas que incluyen huevo, ninfa y adulto:
- Huevo: la hembra coloca los huevos en el envés de las hojas del frijol. Estos se incuban durante un periodo de 5 a 10 días, dependiendo de las condiciones climáticas.
- Ninfa: las ninfas emergen de los huevos y atraviesan cinco mudas antes de convertirse en adultos. Esta etapa dura entre 10 y 15 días y es crítica, ya que en esta fase el insecto causa el mayor daño al alimentarse de la savia.
- Adulto: los adultos tienen una vida útil de aproximadamente 3 a 4 semanas. Durante este tiempo, continúan alimentándose y reproduciéndose, perpetuando el ciclo.

El ciclo completo de la chicharrita se puede completar en aproximadamente 3 a 4 semanas, lo que significa que varias generaciones pueden surgir durante una temporada de cultivo, aumentando la población rápidamente.
Daños a causa del lorito verde
La chicharrita del frijol afecta las plantas principalmente al alimentarse de la savia de las hojas, lo cual provoca una serie de síntomas visibles:
- Amarillamiento de hojas: las hojas afectadas adquieren un tono amarillo, conocido como “clorosis.”
- Enanismo: la planta puede presentar un desarrollo limitado y atrofiado.
- Pérdida de rendimiento: a medida que el insecto debilita las plantas, la producción de frijol disminuye notablemente.

Además, este insecto puede facilitar la transmisión de otras enfermedades virales que afectan aún más el rendimiento y la calidad del cultivo.
4 estrategias de control
Para lograr un control eficaz de la chicharrita del frijol, es importante implementar un enfoque de manejo integrado de plagas (MIP). A continuación, se presentan algunas prácticas recomendadas:
1. Control biológico
El uso de enemigos naturales puede ser una herramienta efectiva y ecológica para controlar la chicharrita del frijol.
Algunos depredadores y parasitoides naturales que se alimentan de este insecto incluyen:
- Crisopas (Chrysoperla carnea): estas larvas son eficaces en el control de ninfas de la chicharrita.
- Mariquitas (Coccinellidae): se alimentan de los huevos y ninfas de diversos insectos.

Introducir o favorecer la presencia de estos enemigos naturales en el cultivo puede reducir considerablemente la población de chicharrita sin recurrir a insecticidas.
2. Control cultural
El control cultural se enfoca en prácticas que disminuyen la aparición y desarrollo de la plaga:
- Rotación de cultivos: alternar el frijol con cultivos no hospedantes puede ayudar a reducir la población de chicharritas en el suelo.
- Eliminación de malezas: las malezas en y alrededor del cultivo sirven de refugio para el insecto, por lo que eliminarlas reduce su hábitat y fuente de alimentación alternativa.
Estas prácticas son eficaces y contribuyen a mantener la población de chicharrita bajo control sin afectar el equilibrio ecológico.

3. Control químico
Cuando la población de chicharrita alcanza niveles críticos, puede ser necesario recurrir a productos químicos.
Es fundamental elegir insecticidas específicos y aplicar las dosis recomendadas para minimizar los riesgos ambientales. Los ingredientes activos recomendados incluyen:
- Deltametrina: insecticida piretroide de amplio espectro que actúa por contacto e ingestión.
- Imidacloprid: insecticida sistémico que actúa sobre el sistema nervioso del insecto y es eficaz en el control de adultos y ninfas.
- Acetamiprid: neonicotinoide que proporciona un control efectivo y prolongado, especialmente útil en infestaciones severas.
- Tiametoxam: otro neonicotinoide sistémico que es absorbido por las hojas y combate eficazmente a la chicharrita en todas sus etapas de desarrollo.
Es recomendable realizar una aplicación dirigida y rotar los productos para evitar el desarrollo de resistencia en las poblaciones de chicharritas.
4. Monitoreo de la plaga
Un aspecto importante en el manejo de la chicharrita del frijol es el monitoreo constante del cultivo.
Utilizar trampas pegajosas o realizar observaciones periódicas permite identificar la presencia temprana de la plaga y así aplicar medidas de control antes de que la población aumente.
Además, el monitoreo ayuda a evaluar la eficacia de los tratamientos aplicados.
Prevención: claves para reducir la presencia de la chicharrita
Además de las estrategias de control directo, existen medidas preventivas que pueden reducir la incidencia de esta plaga:
- Uso de variedades resistentes: algunos cultivares de frijol muestran una mayor resistencia a la chicharrita y son menos susceptibles a sus daños.
- Plantación en época adecuada: sembrar en la temporada menos favorable para la chicharrita reduce las probabilidades de infestación.
- Manejo de densidad de plantas: evitar la alta densidad de plantas permite una mayor ventilación en el cultivo y dificulta el desarrollo de la chicharrita.
Conclusiones finales
La chicharrita del frijol, o Empoasca kraemeri, es una plaga que puede ocasionar daños graves si no se controla adecuadamente.
Conocer su ciclo de vida y los daños que provoca es clave para implementar un manejo efectivo.
El control biológico, cultural y químico, junto con la prevención y monitoreo constante, son herramientas clave para mantener a raya a esta plaga.
Un enfoque integrado no solo permite reducir el uso de insecticidas, sino que también ayuda a preservar el equilibrio del ecosistema del cultivo de frijol, beneficiando a largo plazo la salud del suelo y la productividad del campo.