En el ámbito agrícola, es frecuente leer la práctica de aplicar fertilizante nitrogenado (en particular Urea (46-0-0)) para “ahuyentar” la plaga del suelo conocida como gallina ciega (larvas de Melolonthidae) en maíz y otros cultivos.
A continuación buscaremos explicar el mito con claridad técnica para que la decisión de campo sea más precisa.
La idea central es simple: la urea nutre el cultivo, pero no controla la plaga. Lo que a veces se percibe como “control” responde a otros factores.
En este artículo explicamos por qué da esa impresión, qué dice la agronomía sobre urea y gallina ciega, y qué sí hacer en campo.
Qué hay detrás de la percepción de “funciona”
Para entender por qué “parece que funciona”, conviene separar nutrición de control de plagas.
La mejor pista está en cómo se aplican los insumos en campo y a quién se le atribuye el efecto. Veamos el primer caso.
Co-aplicación o mezcla con insecticidas de suelo
A menudo, cuando se aplica urea también se realizan labores de preparación e incorporación, o se aplican insecticidas granulares en surco
Si luego disminuye el daño, el efecto puede atribuirse erróneamente a la urea, cuando el agente de control fue el insecticida o la labor cultural.
Conclusión: el efecto se debe a otro factor, no a la urea.
Efecto de vigor por nitrógeno
La urea mejora la disponibilidad de nitrógeno para la planta; más vigor no equivale a control de plaga.
Puede observarse menor caída de plantas o mejor stand y creer que “la plaga se fue”.
En realidad, la planta está mejor nutrida, no hubo un efecto insecticida.
Fenología y profundidad larval
La gallina ciega tiene ventanas de mayor o menor actividad y cambia de profundidad según humedad y temperatura.
Puede coincidir que, por clima o calendario, la larva baje su actividad justo tras fertilizar con urea y el daño aparente disminuya.
Es una coincidencia fenológica, no un efecto de la urea.
Humedad/lluvia/riego e incorporación
La incorporación con lluvia o riego modifica condiciones físicas del suelo (humedad, oxígeno, exposición de larvas a depredadores).
Disminuye el daño visible y se le atribuye a la urea. El factor clave fue la humedad/incorporación, no el fertilizante.
Muestreo y sesgos
El muestreo no estandarizado (revisar solo superficie, pocas plantas, o muestrear inmediatamente después de aplicar) subestima larvas más profundas.
Esto favorece la ilusión de éxito. Muestrear bien cambia la historia.

Lo que sí sabemos de la urea
La urea se hidroliza por acción de la ureasa en presencia de agua:
(NH₂)₂CO + H₂O → 2 NH₃ + CO₂ → el NH₃ en agua forma NH₄⁺.
Si queda en superficie sin incorporar, hay riesgo de volatilización de NH₃ (pérdidas relevantes en suelos cálidos, con pH elevado o con residuos superficiales).
Además, el NH₄⁺ tiene movilidad limitada hacia profundidad; difícilmente alcanzará capas donde residen larvas (10–30 cm o más) con una acción letal.
Mensaje clave: la urea es fertilizante, no insecticida.
¿Qué dicen los datos en la región?
Para que los resultados no se saquen de contexto, partamos del terreno: altitudes, lluvias, suelos y calendarios que condicionan la plaga y el manejo.
Contexto agroecológico
En Guatemala, los granos básicos (maíz, frijol) se cultivan desde tierras bajas hasta altiplano, con marcada estacionalidad de lluvias.
Hay diversidad de suelos (pH, textura y MO variables) y las prácticas de fertilización y manejo de plagas se ajustan al calendario hídrico.
Evidencia y registros
Estudios y guías locales reportan el complejo “gallina ciega” (Phyllophaga spp., Anomala spp., Cyclocephala spp.) en distintos pisos altitudinales, con daños tempranos en el cultivo y ventanas de manejo específicas.
No existen evidencias confiables de que la urea por sí sola reduzca poblaciones de larvas en campo.
Frase clave: en Guatemala no hay evidencia de la urea como plaguicida contra gallina ciega; lo que sí reduce el daño es el manejo integrado adaptado al contexto local.
Qué sí hacer (MIP exprés para finca)
Mida primero, actúe después. El Manejo Integrado de Plagas (MIP) es un recurso ideal de los agricultores. Monitorear y fijar umbrales evita intervenciones innecesarias y enfoca recursos donde sí hacen diferencia.
Monitoreo y umbrales
- Muestree suelo antes de siembra o al inicio de emergencia (p. ej., 5 puntos/ha distribuidos).
- Profundidad: 10–30 cm en 0,5–1 m de surco; cuente larvas y daño radicular.
- Defina umbrales operativos (ejemplo orientativo: >3–5 larvas/m² en los primeros 30 días amerita intervención; ver guía local).
Idea fuerza: “Sin buen muestreo, no hay buena decisión.”
Prácticas culturales
- Laboreo oportuno que exponga larvas a depredadores.
- Manejo de rastrojo (incorporación, evitar refugios persistentes en lotes con alta presión).
- Fertilización balanceada (N, P, K acorde a análisis de suelo): nutrir no sustituye controlar.
Biocontrol
- Hongos entomopatógenos (Metarhizium anisopliae, Beauveria bassiana) con humedad adecuada.
- Nematodos entomopatógenos (Steinernema, Heterorhabditis) aplicados al suelo o por riego.
Punto clave: condición de humedad y momento definen el éxito.
Químico (cuando corresponda)
- Usar ingredientes activos etiquetados para larvas de coleópteros del suelo.
- Forma de aplicación: banda/surco cercana a la raíz, con incorporación o riego que asegure contacto.
Regla de oro: aplicar donde está la plaga.
Nota legal: no se recomiendan usos fuera de etiqueta. Consulte registro y normativa local.
Para tomar en cuenta
La urea es una herramienta de nutrición, no de control de plagas.
Cuando “parece” que ahuyenta a la gallina ciega, suele ser por co-aplicaciones, clima, profundidad larval, incorporación o sesgos de muestreo.
El manejo integrado y el muestreo estandarizado son los caminos confiables.
Fuentes: Kansas State University (2019) – “Understanding the chemical reactions of urea in the soil” / Michigan State University Extension (2006) – “Nitrogen fertilizer additives” / ICTA / Universidad del Valle de Guatemala



