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Investigadores logran tomates más grandes con levaduras nativas

septiembre 12, 2025
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Los tomates pudieron ser cosechados luego de que redujeron el consumo de agua en hasta un 85 %, según investigadores. (Foto: Freepik)

Un equipo de investigadores del Laboratorio de Microbiología Aplicada y Biotecnología Vegetal y del Suelo del Ipatec (dependiente de Conicet y de la Universidad Nacional del Comahue), en Argentina, ha demostrado que ciertas especies de levaduras nativas de la Patagonia pueden promover un crecimiento más vigoroso del tomate, incluso cuando el suministro de agua es severamente limitado.

Motivación, la clave

La región patagónica presenta condiciones climáticas exigentes: baja disponibilidad de agua, variabilidad térmica, horas de luz limitadas en ciertas estaciones, y suelos con microbiotas adaptadas a condiciones frías y de estrés.

En general, los microorganismos que se aplican al agro para mejorar las condiciones de crecimiento —como bacterias— han sido desarrollados en zonas templadas o cálidas, lo que pone en duda su eficacia en Patagonia.

Maria Cecilia Mestre, directora del laboratorio entorno al estudio, señala:

“Nuestra idea fue utilizar microorganismos de Patagonia que ya están adaptados a las condiciones climáticas de la región para mejorar la producción. Así nos abocamos al estudio de las levaduras como una alternativa novedosa en el mundo de la microbiología agrícola”.

Esta propuesta respondía a una carencia de investigación previa, ya que “el 99 % del curso estaba referido a las bacterias… Ahí me di cuenta que nadie estudiaba a las levaduras y su impacto en el crecimiento de los árboles de nuestros bosques”, resaltó Mestre.

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Diseño experimental

El enfoque se centró en el tomate, una de las especies hortícolas más producidas a nivel mundial, siendo la segunda después de la papa.

Los trabajos comenzaron en 2017 en invernaderos de la Dirección de Bosques de Río Negro.

Se aplicaron levaduras nativas en solución líquida como fertilización inicial de la planta, desde etapas tempranas (cuando la planta tiene las primeras hojas).

Se cultivó “a ciclo completo”, es decir, considerando el crecimiento, floración y producción de frutos. Esto permite medir efectos reales sobre la productividad, no solo sobre el tamaño vegetativo.

Resultados principales

  • Más frutos y más grandes
    Los ensayos mostraron que algunas levaduras “favorecían un mayor número de frutos por plantas y, a la vez, frutos más grandes”.
  • Efecto sobre la microbiota del suelo
    No solo se observaron beneficios sobre la planta en sí, sino también sobre otros microorganismos del suelo, por ejemplo, las micorrizas. Esto es importante porque dichas asociaciones (raíces-hongos) favorecen la absorción de agua y nutrientes.
  • Resistencia al estrés hídrico
    Uno de los hallazgos más destacables: aun reduciendo el agua de riego hasta un 85 %, la planta continuó produciendo frutos. En otras palabras, bajo una fuerte deficiencia hídrica, las levaduras mejoraron la capacidad de adaptación del tomate.

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Implicaciones agrícolas

  • Uso más eficiente del agua
    En zonas con escasez de agua, como muchas en la Patagonia, poder mantener producción con riegos reducidos es una ventaja económica y ambiental.
  • Microorganismos nativos mejor adaptados
    Usar cepas locales de levadura evita introducir microorganismos foráneos que podrían desbalancear la microflora del suelo o no sobrevivir bien en condiciones adversas. Mestre lo enfatiza:

“Las levaduras no reemplazan a las bacterias, pero pueden acompañar. Sabemos que nuestro suelo tiene micorrizas y si agregamos levadura que fomenta su crecimiento, estamos ayudando a la producción“.

  • Más posibilidades productivas en zonas áridas
    Si los tomates pueden mantenerse productivos con menos agua, se abre la posibilidad de cultivar en áreas con menos infraestructura hídrica o condiciones marginales.

Retos y preguntas abiertas

  • Variabilidad estacional: las condiciones de luz, temperatura y humedad varían mucho según la estación en Patagonia. ¿Cómo se comportan estas levaduras bajo diferentes estaciones? ¿Cuánto tiempo dura su efecto?
  • Costos y escalabilidad: ¿cuánto cuesta producir, mantener y aplicar estas levaduras a escala comercial para productores locales?
  • Interacciones biológicas: se necesita investigar más sobre cómo las levaduras interactúan con bacterias, hongos benéficos, nutrientes, fertilizantes y prácticas agrícolas existentes.
  • Evaluaciones de seguridad: al introducir microorganismos al suelo o como inoculantes, deben evaluarse posibles efectos no deseados, aunque se trate de cepas nativas.

> ¿Es posible?: Cultivan tomates sin sol ni tierra

Publicaciones y estado actual

Los resultados del proyecto ya fueron publicados en dos revistas científicas argentinas: una investigación en Lilloa (Instituto Miguel Lillo de Tucumán) y otra en la revista de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo.

A tomar en cuenta

El hallazgo representa un avance para la agricultura regional, al demostrar que las levaduras nativas pueden tener un rol relevante como promotoras de crecimiento vegetal, incluso en condiciones de estrés hídrico severo.

Esta línea de investigación ofrece una estrategia sostenible para optimizar la producción de tomate en la Patagonia, reduciendo el uso de agua sin perder rendimiento, y aprovechando la microbiota local.

Queda por delante continuar los ensayos, analizar su aplicabilidad práctica en distintos productores y estaciones, y explorar combinaciones con otras tecnologías o microorganismos auxiliares.

Fuentes: Río Negro / Instituto Miguel Lillo de Tucumán / Universidad Nacional de Cuyo

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