En la Quebrada de Humahuaca, Jujuy, Argentina, un equipo del Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (IPAF NOA) del INTA llevó a cabo un ensayo para evaluar los beneficios del mulching orgánico en el cultivo de ajo.
Los resultados confirmaron que esta técnica mejora el rendimiento y la calidad del producto, e incrementa la sostenibilidad del suelo y optimiza la gestión del agua.
¿Qué es el mulching orgánico y cómo funciona?
El mulching orgánico es una práctica agrícola que consiste en cubrir la superficie del suelo con materiales naturales como hojas secas, paja, aserrín o heno.
Esta técnica aporta múltiples beneficios, entre ellos:
- Conservación de la humedad del suelo, reduciendo la evaporación y mejorando la eficiencia del riego.
- Reducción de la erosión hídrica y eólica, protegiendo la estructura del suelo.
- Control de malezas, disminuyendo la necesidad de desmalezado.
- Regulación de la temperatura del suelo, protegiendo las raíces de cambios bruscos.
- Mejora de la fertilidad y biodiversidad del suelo, ya que los materiales orgánicos se descomponen y enriquecen el perfil edáfico.
Según Facundo Moreno, investigador del proyecto, la aplicación de mulching en el cultivo de ajo ha demostrado ser una estrategia efectiva y sostenible en la región.
“Los ensayos desarrollados en esta zona jujeña evidencian múltiples beneficios, entre ellos la reducción de labores secundarias como el desmalezado, la mejora en el rendimiento del cultivo y el cuidado de los recursos naturales”, explicó.
Resultados: incremento de rendimiento
En la Quebrada de Humahuaca, los investigadores del IPAF NOA diseñaron un sistema de mulching orgánico que cubre tanto los surcos como los entresurcos del cultivo de ajo.
De acuerdo con Moreno: “La planta de ajo tiene la capacidad de atravesar esta capa sin problemas, lo que facilita su establecimiento sin afectar su emergencia”.
Los resultados fueron contundentes:
- La producción aumentó de 200.000 a 285.000 cabezas por hectárea.
- Se observó un incremento en el diámetro y peso de los ajos cosechados.
- Se logró reducir la frecuencia de riego de una vez por semana a una vez cada 15 días, optimizando el uso del agua.
Julieta Quiroga Martínez, también investigadora del proyecto, destacó que la técnica mejora la eficiencia del riego.
“Mientras que los métodos convencionales requieren riego semanal, el mulching permitió extender el intervalo a cada 15 días y mantener la humedad del suelo por más tiempo. Además, se reduce la erosión hídrica y eólica, ya que los surcos quedan cubiertos, protegiendo la estructura del suelo”, afirmó.
Autoproducción del material de cobertura
Para el ensayo, el equipo utilizó mijo como material de cobertura, un cultivo adaptado a las condiciones locales que complementa el ciclo estival del ajo.
Posterior al corte del mijo, se procede a la siembra directa de los dientes de ajo, utilizando una herramienta diseñada especialmente para facilitar la operación y mejorar las condiciones de trabajo.
A diferencia del mulching plástico, que genera residuos, el mulching orgánico aporta materia orgánica al suelo, fomentando la biodiversidad del ecosistema agrícola.
“Esto, combinado con la labranza cero, no solo mejora la estructura del suelo, sino que también incrementa la vida en él”, subrayó Quiroga Martínez.
Una solución sustentable para la agricultura familiar
Los resultados del ensayo demuestran que el mulching orgánico es una alternativa viable para mejorar la productividad del cultivo de ajo y representa una herramienta clave para la sostenibilidad en la agricultura familiar.
Esta técnica, al reducir el uso de insumos químicos y optimizar los recursos naturales, se perfila como una solución accesible y ecológica para pequeños productores de la región, contribuyendo al desarrollo de sistemas agrícolas más resilientes y productivos.
Fuentes: argentina.gob.ar