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¿Sabía que la papa podría venir del tomate?

agosto 29, 2025
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El estudio sugiere que el ancestro de la papa moderna surgió hace unos ocho o nueve millones de años. (Foto: Freepik)

La papa, base alimentaria de millones de personas en todo el mundo, podría tener un origen mucho más peculiar de lo que se creía.

Según una reciente investigación publicada en la revista Cell, este tubérculo tan versátil en la cocina tendría un linaje compartido con el tomate y un grupo de plantas sudamericanas poco conocidas llamado Etuberosum.

Un cultivo importante en la alimentación global

La papa (Solanum tuberosum) es uno de los cultivos más importantes a nivel global.

Con una producción anual que supera los 350 millones de toneladas, destaca por su capacidad de adaptarse a múltiples condiciones climáticas y por requerir menos tierra que cultivos como el trigo o el arroz.

Este rendimiento eficiente la convierte en una herramienta clave para combatir la inseguridad alimentaria, especialmente en regiones con limitaciones de recursos.

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Su utilidad culinaria también es notable: puede cocerse, hervirse, hacerse puré, triturarse, freírse o asarse.

Sin embargo, a pesar de su popularidad y uso generalizado, el verdadero origen de la papa había permanecido como un enigma durante décadas.

¿La papa proviene de un tomate?

Una reciente investigación sugiere que el ancestro de la papa moderna surgió hace entre ocho y nueve millones de años como resultado de un evento de hibridación entre dos linajes: los tomates silvestres (Solanum lycopersicum) y el grupo Etuberosum, un conjunto de especies sudamericanas emparentadas con la papa, pero que no producen tubérculos.

“La papa es hija del tomate y del Etuberosum, explicó Zhiyang Zhang, investigador de la Academia China de Ciencias Agrícolas y autor principal del estudio.

“Hicimos este análisis y descubrimos que era hija de dos plantas”, afirmó Zhang.

La clave genética detrás del tubérculo

Este descubrimiento aporta una posible explicación al antiguo misterio de por qué las papas se parecen a las plantas del grupo Etuberosum, pero genéticamente están más próximas a los tomates.

Ambas pertenecen al género Solanum, aunque difieren notablemente en su morfología subterránea.

Las especies Etuberosum, a pesar de su parecido físico con las papas, no desarrollan tubérculos, mientras que los tomates tampoco lo hacen, pero comparten mayor afinidad genética con las papas modernas.

Mediante el análisis de 128 genomas —incluidos los de tomates, especies silvestres de papa, Etuberosum y tres especies de berenjena utilizadas como grupo externo—, los científicos encontraron evidencia de que la papa moderna tiene un origen híbrido.

Según los investigadores, esta fusión genética ancestral propició el desarrollo del tubérculo, una estructura que almacena nutrientes bajo tierra.

“La mezcla antigua de genomas dio lugar inicialmente a algunas plantas insignificantes”, señaló Esther van der Knaap, genetista de plantas de la Universidad de Georgia, quien no participó en el estudio.

“Pero con el tiempo —decenas de miles o quizá millones de años— la selección natural originó un complejo de especies totalmente nuevo”.

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Investigadores llaman “hija del tomate y de Etuberosum” a las papas. (Foto tomada de Cell)

Los genes que hicieron posible la papa

Los investigadores lograron identificar dos genes clave en la formación del tubérculo:

  • SP6A: este gen, heredado del tomate, indica a la planta cuándo debe comenzar a formar tubérculos.
  • IT1: de origen Etuberosum, este gen controla el crecimiento de los tallos subterráneos que darán origen a los tubérculos comestibles.

Este descubrimiento no solo aporta claridad sobre la historia evolutiva de la papa, sino que también podría tener aplicaciones prácticas en el mejoramiento genético del cultivo.

Perspectivas para el mejoramiento genético

A pesar de la diversidad existente (se conocen más de 100 especies de papa silvestre), las variedades cultivadas pertenecen a un grupo reducido, y su propagación clonal limita la variabilidad genética.

Esto las hace más vulnerables a plagas, enfermedades y cambios ambientales.

Pingxian Zhang, coautor del estudio, planteó que una posible vía de mejoramiento genético sería incorporar genes de los tomates a las papas, para dotarlas de mayor resistencia o adaptar sus características a condiciones más extremas.

“La ingeniería de las papas con material genético de tomates podría ser una forma prometedora de avanzar”, afirmó.

Un paso adelante en la genómica evolutiva

La investigación se enmarca en una nueva era de estudios genómicos a gran escala, que permite inferir conexiones evolutivas antes inaccesibles.

“Estos estudios han revolucionado nuestra comprensión de lo que pudo ocurrir en el pasado”, indicó Leonie Moyle, bióloga evolutiva de la Universidad de Indiana, quien tampoco participó en la investigación.

Por su parte, Richard Veilleux, horticultor de Virginia Tech que ha rastreado el origen de la papa cultivada durante miles de años, valoró el estudio como “un uso creativo de la genómica”.

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“Una de las dificultades de los estudios evolutivos, por supuesto, es que las especies que existían hace ocho millones de años ya no existen”, comentó.

“Ahora sabemos de dónde vienen las papas un poco mejor que antes”.
Richard Veilleux, horticultor de Virginia Tech

Un origen inesperado para un alimento cotidiano

Aunque la papa pueda parecer un cultivo común, su historia evolutiva revela una complejidad inesperada.

La combinación genética entre tomates silvestres y plantas del grupo Etuberosum dio lugar a un nuevo tipo de planta y sentó las bases para uno de los alimentos más consumidos del planeta.

Comprender este origen es fascinante desde una perspectiva científica y abre nuevas posibilidades para la agricultura del futuro.

En un mundo que enfrenta el reto de alimentar a una población creciente, conocer la historia genética de nuestros cultivos puede ser tan importante como saber cultivarlos.

Fuentes: New York Times / Cell

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