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Biochar: el secreto de tomates sanos y suelos regenerados

junio 10, 2025
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Un ensayo del Centro Tecnológico Nacional de la Industria Auxiliar de la Agricultura, demostró que los tomates cosechados en invernaderos mejoran e incrementan su producción. (Foto: Freepik)

El uso de biochar elaborado a partir de hueso y pulpa de aceituna está despertando un interés creciente en el ámbito agrícola europeo, particularmente en cultivos intensivos como el del tomate.

Esta técnica, aunque con un nombre moderno, se basa en prácticas ancestrales que transformaban suelos pobres en ecosistemas productivos.

Hoy, gracias a investigaciones recientes, esta antigua sabiduría vuelve con fuerza, respaldada por datos científicos y promesas de sostenibilidad.

Biochar: tradición ancestral con tecnología moderna

Aunque el término “biochar” es relativamente nuevo, el uso de carbón vegetal para mejorar los suelos tiene raíces milenarias.

Se remonta a las civilizaciones precolombinas de la Amazonia, donde los pueblos indígenas producían un suelo conocido como terra preta (tierra negra), altamente fértil y duradero, mediante la incorporación de carbón vegetal y residuos orgánicos.

Inspirados por estos conocimientos, empresas como la andaluza Carboliva han desarrollado soluciones modernas basadas en la misma lógica.

Utilizando como materia prima los residuos del olivar —específicamente el hueso y la pulpa de aceituna—, han creado un tipo de biochar con aplicaciones prometedoras en cultivos hortícolas como el tomate.

Un ensayo riguroso en condiciones reales

Un estudio realizado en el Centro Tecnológico Nacional de la Industria Auxiliar de la Agricultura, Fundación Tecnova, en Almería, evaluó durante 157 días el efecto del biochar de aceituna sobre el cultivo de tomate en invernadero.

El experimento incluyó cinco tratamientos distintos, que iban desde la ausencia total de enmiendas hasta combinaciones de estiércol con diferentes proporciones de biochar.

Según los investigadores, “se han analizado datos de clima en el interior del invernadero, crecimiento del cultivo, rendimiento del cultivo, concentración de nitratos en la solución del suelo, composición fisicoquímica del suelo, estado nutricional del cultivo y características fisicoquímicas de los frutos”.

Los resultados fueron claros: los tratamientos con biochar mostraron una mejora en casi todos los parámetros evaluados.

El incremento más destacado fue del 18 % en el rendimiento por metro cuadrado en el grupo que recibió un 60 % de estiércol y un 40 % de biochar. Incluso el tratamiento con solo biochar mostró un aumento del 17 % en el peso de los frutos.

Mejoras en la salud del suelo y sostenibilidad

Más allá del rendimiento, el biochar también aportó beneficios notables en la calidad del suelo.

Se registraron menores concentraciones de nitratos, sales, sodio, cationes y aniones en la solución del suelo, así como una mejor retención de humedad.

Estas cualidades convierten al biochar en una herramienta útil en regiones áridas como Almería y Murcia, donde el cultivo bajo invernadero depende en gran medida de una eficiente gestión hídrica.

Álvaro Espuny, CEO de Carboliva, destacó que este estudio “refrenda los beneficios del biochar para la agricultura por su capacidad de mejorar la salud del suelo y la nutrición de la planta, así como de aumentar la retención de la humedad”.

Además, subrayó que tras el proyecto Soil O-Live, donde se comprobó un aumento de producción de entre el 7 y el 24 % en olivos tratados con biochar, este nuevo estudio sugiere beneficios similares en otros cultivos intensivos como el tomate.

Apuesta por una agricultura circular

Uno de los aspectos más destacados de este enfoque es su componente de economía circular. Carboliva es la única empresa española que produce biochar a partir de biomasa del olivar.

Esta estrategia valoriza residuos agroindustriales y contribuye a mitigar su vulnerabilidad al estrés por el clima mediante el secuestro de carbono.

“El biocarbón, además de aportar mayores rendimientos a las plantas, secuestra carbono, por lo que es un gran aliado del medio ambiente”, explicó Espuny, añadiendo que la tecnología empleada permite cerrar el ciclo de producción de los olivos al reaprovechar sus subproductos en forma de enmiendas agrícolas de alto valor añadido.

Una tecnología con potencial transformador

La combinación de estiércol con biochar de aceituna representa una herramienta poderosa para la mejora de los suelos y la productividad agrícola.

Sus beneficios agronómicos, económicos y medioambientales lo posicionan como una opción práctica en el contexto actual, donde la sostenibilidad y la eficiencia en el uso de recursos son prioritarias.

A medida que aumentan las evidencias científicas y se suman casos de éxito como el de Carboliva, se refuerza la idea de que el biochar puede convertirse en un pilar de la agricultura del futuro.

Y como bien señala el estudio, su aplicación no se limita al olivar: también puede mejorar la rentabilidad de cultivos clave en la dieta mediterránea, como el tomate.

Fuente: Econoticias

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