En una región marcada por la sequía (escasez hídrica) y las condiciones de desertificación, un grupo de científicos chilenos ha iniciado un experimento que podría redefinir los límites de la agricultura.
Por primera vez, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) está sembrando arroz en la región de Arica y Parinacota, utilizando una variedad desarrollada para resistir la sequía.
La iniciativa, liderada por investigadores del Centro Regional INIA Ururi, busca validar el cultivo de arroz en condiciones áridas mediante el uso de variedades adaptadas y tecnologías de riego de alta eficiencia.
> Podría interesarle: Así cultivan arroz en zonas desérticas chinas
El ensayo se realiza en el predio de Pampa Concordia, donde se sembró a fines de mayo de 2025 la variedad Jaspe FL INIA, una alternativa que permite reducir hasta en un 50 % el consumo de agua en comparación con los métodos tradicionales de cultivo inundado.
“Es un hito muy importante, en primer lugar, porque estamos poniendo en producción la parcela que tiene INIA en Pampa Concordia, y basta mirar alrededor para entender que hacer agricultura en el desierto requiere mucho trabajo, determinación e inversión”, expresó el director nacional del INIA, Carlos Furche.
Añadió que esta iniciativa “acelera los procesos de investigación, la multiplicación de semillas y pone la investigación al servicio de los productores”.
Una agricultura adaptada
El arroz es, tradicionalmente, un cultivo que requiere grandes volúmenes de agua.
Por ello, cultivarlo en el extremo norte de Chile —una de las zonas más áridas del mundo— representa una apuesta considerable y, al mismo tiempo, una valiosa oportunidad.
La variedad Jaspe FL INIA, de grano largo y blanco, fue desarrollada mediante cruzamientos entre germoplasma ruso y nacional.
Su principal ventaja es su capacidad de adaptación a condiciones de bajo consumo hídrico, permitiendo además la siembra en suelos no arcillosos y su incorporación a sistemas de rotación con cultivos como maíz, trigo o porotos.
> Lea: Una cueva, 3,500 años y arroz: su origen podría ser este
Esta variedad ha sido evaluada con éxito en las regiones de Maule y Ñuble, bajo sistemas de riego por goteo y sin necesidad de inundación, alcanzando rendimientos de hasta 10 toneladas por hectárea.
“Este ensayo confirma el potencial de las zonas extremas como plataformas para la innovación, y las características agroclimáticas de Arica y Parinacota ofrecen condiciones excepcionales para generar conocimiento transferible a otras regiones del país”, señaló Marjorie Allende, directora regional de INIA Ururi.

Innovación tecnológica y mejoramiento genético
El proyecto no se limita a la siembra de una única variedad.
En paralelo, se están ensayando 15 líneas avanzadas candidatas a convertirse en nuevas variedades del Programa de Mejoramiento Genético (PMG) de arroz de INIA, liderado por la investigadora Karla Cordero.
Además, se evalúan diferentes tratamientos agronómicos como el uso de bioestimulantes a base de hongos endófitos, bajo sistemas de riego por goteo superficial y subterráneo.
Los investigadores estiman que en un periodo de cinco a seis meses se podría concretar la primera cosecha de arroz en la región, marcando un precedente para la agricultura nacional en contextos de estrés hídrico.
Uno de los aspectos relevantes del proyecto es la incorporación de la técnica de speed breeding, que permite acelerar el desarrollo de nuevas variedades resistentes a condiciones extremas.
Esta técnica, basada en el acortamiento de los ciclos de cultivo bajo condiciones controladas, ha sido aplicada en INIA para validar nuevas líneas de arroz en tiempos más breves.
> Lectura sugerida: Conozca cómo resguardan semillas de arroz en México
Soberanía alimentaria y expansión agrícola
El proyecto se enmarca también en una estrategia de diversificación productiva para las regiones extremas del país, acorde con las políticas de desarrollo del Estado.
En este sentido, el Seremi de Agricultura de Arica y Parinacota, Ernesto Lee, recalcó la importancia de contar con un centro especializado en la región:
“INIA Ururi tiene especial relevancia para estudiar el agua, el suelo y las plagas en la región. Hoy vimos cómo va avanzando el proyecto de construcción del centro que está en etapa de diseño, y que cuenta con los recursos regionales y gubernamentales para su ejecución”, indica Lee.
Además de permitir un uso más eficiente de los recursos hídricos, el desarrollo de variedades como Jaspe FL INIA abre la posibilidad de expandir la frontera agrícola nacional a zonas donde anteriormente no era viable cultivar arroz.
Esto contribuye a la seguridad y soberanía alimentaria del país y ofrece nuevas oportunidades para pequeños y medianos agricultores.

Biodiversidad y cooperación internacional
La variedad Jaspe FL INIA es también la primera liberada en el marco del convenio entre el Fondo Latinoamericano para Arroz de Riego (FLAR) y Chile, lo que facilita el acceso a germoplasmas de mayor diversidad genética y fortalece el trabajo de investigación en mejoramiento genético.
La experiencia de INIA en Arica y Parinacota podría convertirse en un modelo replicable en otros países que enfrentan condiciones similares.
La capacidad de cultivar arroz sin inundación, mediante el uso eficiente del agua y tecnologías adaptativas, marca un cambio de paradigma en la forma de producir este cereal en el siglo XXI.
Fuentes: Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA)