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Colombia prueba un fríjol resistente a la sequía para combatir la desnutrición

junio 10, 2025
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Científicos cultivan la leguminosa que aliviaría el hambre en zonas áridas como La Guajira, en Colombia: el fríjol tépari (Foto: UNAL)

En uno de los territorios más golpeados por la desnutrición infantil y la escasez hídrica en Colombia, un proyecto científico liderado por la Universidad Nacional de Colombia propone una solución basada en una leguminosa milenaria: el fríjol tépari (Phaseolus acutifolius).

Esta especie, originaria del norte de México y el suroeste de Estados Unidos, se perfila como una herramienta clave en la lucha contra la inseguridad alimentaria en regiones áridas como La Guajira.

Un contexto marcado por la hambre y la aridez

La Guajira, ubicada en el extremo norte del país, ha sido escenario de múltiples crisis humanitarias asociadas a la falta de agua potable y a una alarmante tasa de desnutrición, especialmente entre la población infantil wayuu.

La producción agrícola en esta región enfrenta severos problemas debido a las altas temperaturas y la escasa disponibilidad de agua. Según datos de la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Leguminosas y Soya (Fenalce), “en 2024 la producción de fríjol en Colombia fue de 105.000 toneladas”, concentradas en departamentos como Nariño, Huila, Santander, Antioquia y Cesar, favorecidos por las lluvias. En contraste, La Guajira sigue rezagada por las condiciones climáticas adversas.

Ciencia al servicio de la seguridad alimentaria

Ante este panorama, el magíster en Ciencias Agrarias Javier Mauricio Gereda, de la Universidad Nacional Sede Palmira, impulsa una iniciativa orientada a introducir el cultivo del fríjol tépari en comunidades vulnerables. El proyecto, denominado “Una semilla para salvar el mundo”, busca no solo adaptar esta leguminosa al contexto guajiro, sino también educar sobre sus propiedades nutricionales y promover su cultivo sostenible.

“Con solo 47 gramos de fríjol tépari al día, un estudiante cubriría sus necesidades nutricionales básicas. Por eso, el proyecto también busca que los niños lo cultiven sin riego ni pesticidas, conectando nutrición y sostenibilidad desde la escuela”, explicó Gereda.

El proyecto busca adaptar este alimento a la región y promover un cultivo sostenible. (Foto: UNAL)

Un alimento con ventajas nutricionales y agronómicas

El fríjol tépari se diferencia de otras variedades por su alta densidad de nutrientes. De acuerdo con un estudio de la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), “una cucharada de fríjol tépari puede llegar a contener hasta cuatro veces más proteína, hierro, antioxidantes y otros nutrientes en comparación con uno convencional”. Esto lo convierte en un candidato ideal para enfrentar la desnutrición crónica que afecta a miles de niños en La Guajira.

Además de sus beneficios nutricionales, este fríjol ha demostrado gran capacidad de adaptación a condiciones extremas. En un experimento conducido por Gereda, dos variedades de fríjol tépari (una silvestre y otra domesticada) fueron sometidas a ambientes simulados con temperaturas superiores a 36 °C y distintos niveles de humedad, desde riego normal hasta sequía absoluta. “Los resultados demostraron que todas crecieron… incluso sin agua, con temperaturas similares a las de La Guajira”.

Evaluación científica rigurosa

Durante 83 días, los investigadores midieron una serie de variables agronómicas y fisiológicas: pérdida de agua por evapotranspiración, tolerancia térmica, fotosíntesis, número de flores y vainas, peso seco de la planta, capacitancia radicular, entre otros. Se utilizó tecnología como el sensor MultispeQ, que permite evaluar en segundos el estado de salud de una planta.

Uno de los indicadores más reveladores fue la fluorescencia de la clorofila, usada como “una radiografía para saber si la planta sigue utilizando la luz, incluso en momentos de mucho estrés”. Esta técnica permitió identificar que la variedad silvestre de fríjol tépari no solo sobrevivió sin marchitarse, sino que también mantuvo su actividad fotosintética y producción de granos en condiciones extremas.

Los investigadores pusieron a prueba el cultivo durante 83 días. (Foto: UNAL)

Perspectivas de futuro: del laboratorio al campo

Aunque actualmente el fríjol tépari no se cultiva de forma comercial en Colombia, su potencial ha captado la atención de científicos y organizaciones. La Alianza de Bioversity International y el CIAT conservan en su Banco de Germoplasma más de 326 variedades de esta especie, con el objetivo de garantizar su disponibilidad para futuras investigaciones y proyectos productivos.

“Esta es una solución real para los productores, quienes ya no tendrían que usar litros de agua por planta para todo un ciclo de cosecha, sino que con pocos mililitros aplicados por planta sería suficiente para tener buena productividad del fríjol”, concluyó Gereda.

Condiciones que deben cumplirse para su adopción

El paso del laboratorio al campo implica varios factores a resolver: validar el comportamiento del fríjol tépari en suelos guajiros, capacitar a las comunidades en prácticas agroecológicas y establecer una cadena de valor que incluya producción, transformación y comercialización. Además, se requiere respaldo institucional para escalar el proyecto a nivel regional y nacional.

A pesar de estas barreras, la investigación avanza como una propuesta concreta frente al cambio climático y la inseguridad alimentaria. Apostar por especies resilientes como el fríjol tépari no solo abre nuevas posibilidades productivas, sino que también representa un acto de justicia social hacia las comunidades más afectadas por la exclusión y la emergencia climática.

Fuente: UNAL / Agronegocios

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