La etapa plantilla en el establecimiento de las plántulas de café es una fase importante que asegura el desarrollo adecuado de las plantas jóvenes antes de ser trasplantadas al campo definitivo.
Una gestión adecuada en esta etapa impacta directamente en el rendimiento futuro del cultivo, garantizando cafetos vigorosos y productivos.
En esta fase, las semillas germinan, las plántulas se desarrollan bajo condiciones controladas y se fortalecen para enfrentar las condiciones del campo.
A continuación, se abordan los aspectos fundamentales de esta etapa, como la densidad de siembra, el uso de germinadores, la preparación del terreno y el manejo del riego.
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Densidad de siembra
La densidad de siembra en los semilleros es un factor determinante para el desarrollo saludable de las plántulas.
Si las semillas se siembran demasiado cerca, las plantas competirán por recursos como la luz, el agua y los nutrientes.
Esto puede resultar en un crecimiento desigual y sistemas radiculares débiles.
Se recomienda sembrar 2 a 3 semillas por bolsa o compartimento y mantener una separación de al menos 10 cm entre las bolsas y entre filas.

Esto no solo facilita la manipulación de las plántulas, sino que también mejora la circulación del aire, reduciendo el riesgo de enfermedades fúngicas asociadas con la alta humedad.
Evaluar periódicamente el estado de las plántulas y eliminar aquellas débiles o enfermas ayuda a mantener la salud general del semillero.
Una densidad de siembra adecuada fomenta la formación de raíces fuertes, cruciales para el éxito del trasplante.
Germinador
El germinador es el espacio inicial donde las semillas de café comienzan su desarrollo.
Este debe reunir condiciones específicas para maximizar las tasas de germinación y garantizar plántulas de calidad.
El lugar ideal para un germinador debe estar protegido del sol directo, con una sombra de 70 % a 80 % que mantenga un ambiente fresco y controlado.
Además, el sustrato del germinador debe tener alta capacidad de retención de humedad, pero sin llegar a encharcarse.
La mezcla ideal del sustrato para un germinador incluye:
- 50 % de tierra fértil
- 30 % de arena fina
- 20 % de materia orgánica bien descompuesta

Tratar las semillas con Trichoderma harzianum protege las raíces jóvenes contra patógenos y estimula el crecimiento inicial.
El riego debe ser constante, evitando tanto la sequedad como el exceso de humedad.
Las semillas certificadas con tasas de germinación superiores al 85 % mejoran el éxito en esta etapa.
Una vez que las plántulas han emergido y tienen de 2 a 4 hojas verdaderas, se trasladan a bolsas o bandejas individuales para continuar con su desarrollo.
Pilones o colinos
Los pilones o colinos son las plántulas jóvenes que han sido trasladadas del germinador a bolsas individuales o recipientes en el semillero.
Esta etapa es clave porque aquí las plantas desarrollan un sistema radicular más robusto y adaptado para las condiciones del campo.
Se deben seleccionar plántulas que presenten tallos rectos, hojas uniformes y raíces principales largas y sin deformaciones.

Es importante evitar trasplantar pilones con raíces enrolladas o dañadas, ya que esto afectará su capacidad de absorber agua y nutrientes en el futuro.
Durante esta etapa, es recomendable realizar podas ligeras de las raíces si es necesario, promoviendo un crecimiento equilibrado y evitando problemas en el trasplante al campo definitivo.
Preparación de terreno
El terreno donde se ubicarán las bolsas o recipientes en el semillero debe estar bien preparado, garantizando una base adecuada para el desarrollo de las plántulas.
Una mezcla recomendada incluye:
- 60 % de suelo fértil, rico en materia orgánica y minerales
- 20 % de compost o humus de lombriz, que mejora la estructura del suelo y aporta microorganismos benéficos
- 20 % de arena fina, para garantizar un drenaje eficiente

La densidad aparente del sustrato debe oscilar entre 1.2 y 1.4 g/cm³, permitiendo una buena aireación y drenaje.
Esto evita problemas como el encharcamiento o la compactación.
Raíces
El desarrollo radicular es fundamental durante la etapa plantilla. Las raíces deben crecer de forma uniforme, evitando deformaciones como el enrollamiento en las bolsas.
Raíces sanas garantizan una mejor absorción de agua y nutrientes, fortaleciendo las plántulas para fases posteriores.
Una práctica recomendada es el uso de Trichoderma, que no solo protege las raíces de enfermedades fúngicas, sino que también estimula su crecimiento al mejorar la disponibilidad de nutrientes.

El sistema de drenaje de las bolsas debe ser adecuado para evitar acumulaciones de agua en el fondo, ya que estas promueven condiciones anaeróbicas que pueden dañar las raíces.
Riego durante la etapa de plantilla
El riego durante la etapa plantilla debe ser regular y ajustado a las necesidades de las plántulas.
El objetivo es mantener un nivel de humedad constante en el sustrato, sin llegar a saturarlo.
Realizar los riegos temprano en la mañana o al final de la tarde ayuda a reducir la pérdida de agua por evaporación.

El contenido de humedad del suelo debe mantenerse entre el 50 % y el 70 % de la capacidad de campo, dependiendo de las características del sustrato y las condiciones climáticas.
Un exceso de agua puede favorecer el desarrollo de enfermedades fúngicas, mientras que un déficit puede generar estrés hídrico, afectando el crecimiento de las plántulas.
Importancia de la etapa plantilla del café
La etapa plantilla en el cultivo de café requiere una gestión minuciosa para garantizar el éxito del establecimiento de las plantas.
Desde la correcta densidad de siembra y el manejo de los germinadores hasta la preparación del terreno y el riego adecuado, cada detalle influye en el desarrollo de plántulas saludables.
El uso de Trichoderma y un sustrato con la densidad y los nutrientes correctos son pasos clave hacia un cafetal productivo y sostenible.
Al aplicar estas recomendaciones, los productores pueden optimizar el rendimiento de sus cultivos y asegurar la calidad de su producción.