1. Inhibidores de ureasa:
Evitan la pérdida de nitrógeno, mejoran la eficiencia del fertilizante y reducen la contaminación atmosférica.
2. Micronutrientes dispersables:
Aseguran una distribución uniforme de los nutrientes y garantizan que todas las plantas reciban lo necesario para su desarrollo.
3. Componentes biológicos:
Mejoran la disponibilidad de nutrientes en el suelo y activan microorganismos beneficiosos.
4. Fertilizantes de liberación controlada:
Proporcionan nutrientes de forma gradual y optimizan su absorción en los momentos clave.
5. Fertilizantes especializados:
Estos son formulados según las necesidades específicas del cultivo en cada etapa de crecimiento.
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