El control etológico en el Manejo Integrado de Plagas se refiere al uso del comportamiento de un insecto en relación con el medio ambiente como estrategia para su control.
Los insectos responden a estímulos, químicos, físicos o mecánicos que podemos utilizar para evitar que una plaga llegue a nuestro cultivo, se establezca y/o se reproduzca.


Uno de los métodos más desarrollados es el uso de las señales químicas conocidas como semioquímicos los cuales influyen en el comportamiento de los organismos. Estos pueden dividirse en feromonas si ocurren entre organismos de la misma especie o aleloquímicos si son entre diferentes especies (Blassioli-Morales et al., 2019).
Las feromonas pueden tener diversas funciones de comunicación como: dejar un rastro para encontrar alimento, indicar oviposición, dar una señal de alarma, marcar territorio, dar señales de agregación o encontrar una pareja. Se han identificado hormonas sexuales de varias especies de insectos como mariposas, polillas, escarabajos y chinches. También se han identificado algunas feromonas de alarma en abejas, avispas, hormigas, escarabajos y áfidos, por mencionar algunos.