
La calidad de nuestros cultivos depende de la calidad y salud del suelo, así que vale la pena reflexionar sobre cómo los fertilizantes lo afectan. La clave es el equilibrio, el uso inteligente en cantidades que favorezcan, no que perjudiquen las condiciones naturales, ya que impactan en la rentabilidad de nuestra producción agrícola.
Fertilización baja o exagerada agota y degrada los nutrientes del suelo. Al contrario, el uso regular de fertilizantes adecuados se asocia con el aumento gradual y consistente de la MOS (Materia Orgánica del Suelo). Por lo tanto, es un error pensar que el uso de fertilizantes con N (Nitrógeno) disminuye la MOS; por el contrario, puede ser beneficioso para ella.
El crecimiento de los cultivos depende de la forma y la cantidad de N aplicado y de la capacidad de almacenamiento del suelo. El mantenimiento y mejora en la salud del suelo y sus micronutrientes es posible cuando los agricultores aplican fuentes de nutrientes como minerales fertilizantes.